“Las fuerzas militares no son
negociables en La Habana”: General Lasprilla
Por Edgar Artunduaga
@Artunduaga_
Revista KienyKe, Bogotá
5 de marzo de
2014
El General Jaime Alberto Lasprilla Villamizar, nuevo comandante del
Ejército Nacional, siempre ha hablado corto y directo. Su lenguaje y sus
acciones le han granjeado gran prestigio al interior de las fuerzas militares.
La historia lo recuerda al mando de 16 mil hombres de la Fuerza de Tarea Conjunta
Omega en el sur del país. “Inmovilizó” –como dicen en el argot militar- a 600 guerrilleros, entre desmovilizados, capturados y muertos
en combate. Y capturó a alias ‘El Boyaco’ y a alias ‘El Payaso’, dos sujetos de
la guerrilla de la más alta peligrosidad.
¿Por qué dice que “anhelamos la paz, pero digna y basada en una victoria
militar”?
Es un deseo de todos nuestros soldados. Las Fuerzas Militares no son
negociables, es decir, no serán tocadas en los diálogos, en las negociaciones que se están llevando a cabo en Cuba,
precisamente porque las Fuerzas Militares siempre han sido el bastión de la
democracia, de la protección de la soberanía, de la seguridad, de la integridad
del territorio nacional. El segundo tema tiene que ver con los beneficios si
hubiere lugar en el caso de llegar a un acuerdo para el cierre del conflicto,
beneficios posiblemente para los terroristas de las FARC, pero esos beneficios tienen que extenderse a los miembros de las
Fuerzas Militares. Y el tercer tema… no habrá un cese al fuego bilateral hasta
que no haya un acuerdo para poner fin al conflicto.
¿Cuando usted habla de victoria militar, obligatoriamente es ganarle la batalla militar a la
guerrilla?
Sí. Efectivamente es lo que se ha venido dando. La presencia de las FARC en la mesa de negociaciones es el resultado de una serie de
victorias, entendidas como la presencia permanente de las tropas en diferentes
regiones del país, garantizando la seguridad en el 95% de los municipios de Colombia que están bajo protección total,
gozando de esa seguridad. Estos resultados han permitido la reducción de las
capacidades terroristas, entendiendo esto como su capacidad armada, capacidad
financiera, logística, sus redes de apoyo al terrorismo. Ha sido un trabajo de
varios años, de más de una década precisamente debilitando a las diferentes
estructuras de las Farc.
En otras palabras, general Lasprilla, ¿el Ejército no perderá la iniciativa y la ofensiva militar?
Exactamente. Tenemos una hoja de ruta muy clara que está fundamentada en
el “plan de guerra espada de honor” del que se deriva nuestro plan de campaña.
Buscamos acelerar la derrota militar de los terroristas de las FARC. Es un
interés nacional, un deseo ferviente de la población civil y un anhelo anidado
en el corazón de los soldados. Pero como le decía, una paz con dignidad, una
paz sin imposiciones por parte de los terroristas de las FARC, una paz que le convenga al
país para que haya progreso y una seguridad estable.
¿Hay un sector del Ejército que no comparte los diálogos de La Habana y
que estaría torpedeando este proceso de paz?
No. Eso no es cierto de ninguna manera. ¿Quién más que el soldado que ha
sufrido las hondas heridas y cicatrices de la guerra para querer la paz de los
colombianos?
¿Está cohesionado entonces el Ejército, apoya irrestrictamente el proceso de paz que lidera el presidente en La Habana?
Sí, efectivamente. Nosotros más que nadie somos garantes de esa paz, y
precisamente los esfuerzos y los sacrificios, el valor diario que demuestran
nuestros soldados, su trabajo en todos los rincones de la geografía nacional,
están orientados precisamente para garantizar la vida, la honra y los bienes de
los ciudadanos, en procura de alcanzar esa paz.
¿Hay garantía y seguridad en todo el territorio nacional para actividad
proselitista o hay zonas en donde los políticos no deben acceder?
Todo el esfuerzo de Fuerzas Militares, Policía Nacional, está encaminado
a garantizar el libre ejercicio del sufragio en todos los rincones de la
geografía nacional. Habrá algunos sectores aislados por la parte de
infraestructura de carreteras y de pronto por logística en donde tendremos que
mover, digamos, las mesas para reubicarlas y para darles una mayor garantía a los
ciudadanos en el ejercicio del sufragio.
Sobre otro asunto, ¿desde su comandancia en el Ejército Nacional se va a
preparar a los soldados de Colombia para el posconflicto?
Precisamente una de las líneas de acción dentro de los planes de campaña
hay el propósito de la transformación. Vamos a determinar cuál es el ejército
ideal, el ejército que necesitan los colombianos para protegerse. Las amenazas
van evolucionando,
cambiando, amenazas internas y externas. En este sentido está trabajando el
Ejército Nacional.
General, para que lo conozca más el país, ¿cuál es su trayectoria
militar?
Soy un ciudadano normal, un soldado normal. Inicié mi carrera militar en
1977, en la Escuela Militar de Cadetes donde permanecí tres años y medio. He
ocupado diferentes cargos de responsabilidad. Fui ejecutivo y segundo
comandante de la Escuela de Infantería, comandante de la agrupación de fuerzas
especiales antiterroristas urbanas, comandante del batallón Voltígeros en Urabá, oficial de operaciones de la brigada 17 en Urabá, comandante del batallón Ricaurte, comandante del comando de
operaciones especiales del Ejército, comandante de la novena brigada en el Huila. Ya de general, comandante de
la fuerza conjunta de acción decisiva. Fue una participación significativa en el oriente del Tolima, en el Huila; de igual manera en la fuerza
de tarea conjunta Omega, en el área del nudo de Paramillo.
¿Se sorprendió con el nuevo cargo, fruto de un remezón militar?
Nosotros cumplimos unas etapas, escalafones y jerarquías. A veces las
cosas llegan de forma intempestiva y esos retos hay que asumirlos con la mayor
seriedad, compromiso institucional y responsabilidad, al lado de nuestros soldados.
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