miércoles, 22 de octubre de 2014

Proceso de Paz para los miembros de las FF.AA


MG (R) VICTOR ALVAREZ VARGAS
Miembro de la Mesa de Transición del MDN


Son muchas las discusiones, análisis y reflexiones que los miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia, activos y de la reserva,  hemos realizado en estos dos últimos años sobre las incidencias, consecuencias y participación en el proceso de paz iniciado por el gobierno desde febrero del 2012.

El análisis ha sido basado en un cuidadoso estudio de procesos similares vividos en otras latitudes y en la experiencia adquirida durante muchos años de trasegar por nuestro territorio, del cual hemos sido testigos de excepción sobre la problemática social y de inseguridad que viven los colombianos, especialmente de las regiones más apartadas, donde la presencia del Estado ha sido precaria producto del desinterés, descuido y corrupción en muchos niveles de la dirigencia política del país.

La mayoría de las veces esa presencia se limitaba, y aún persiste, a un alcalde o inspector, un juez, ocasionalmente un puesto de salud mal equipado, en medio de la más absoluta carencia de oportunidades  de progreso y desarrollo.

En casi todos los casos, la respuesta a los brotes de violencia, fue el envío  de tropas para reducir o apaciguar el desorden público, pero casi nunca llegaron los recursos para mitigar las urgentes necesidades de esas poblaciones, lo que siempre reclamamos los militares como la consolidación, considerada esencial para erradicar definitivamente la violencia, que urgía la presencia de otras entidades del Estado, tales como: educación, salud, justicia, vías de comunicación, servicios públicos, entre muchos otros. 

De esa problemática social, la guerrilla de las FARC ha derivado sus exigencias en la mesa de conversaciones, no sin razón, pero sin autoridad moral, pues ella ha sido la principal  causante de la depredación y miseria del campo colombiano, a través de prácticas criminales como el asesinato, la extorsión, el reclutamiento forzado y la destrucción de la infraestructura económica, lo que ocasiono un gran atraso  económico y un irreparable perjuicio ambiental a la nación.

Sin embargo, ahora pretenden surgir como los grandes redentores, pretextando su lucha cruel y despiadada por la desigualdad social y el abandono del Estado en el campo colombiano. No obstante, de su fracaso en la lucha armada, esta negociación les ha traído grandes réditos políticos, entre ellos, el reconocimiento como actores legítimos del conflicto, además de obtener del gobierno el compromiso, por lo menos en el papel, de resolver las grandes necesidades del campo colombiano, así como otras urgentes reformas  del Estado que han estado pendientes por más de cincuenta años; validando con este compromiso, utópico por cierto, las razones de su ataque aleve contra el pueblo colombiano.

Después de recordar y analizar brevemente todo este devenir histórico de nuestro acontecer nacional, los militares y policías debemos meditar con profundidad, cuál debe ser nuestra actitud ante este proceso en que se ha empeñado el actual gobierno y del cual no nos podemos sustraer.

Es conveniente para nuestro equilibrio emocional, superar resentimientos y prevenciones, con el fin de concentrarnos en los aspectos en los cuales podemos influir, para tratar de salir lo mejor librados de una realidad que al parecer es irreversible.

Es razonable que la mayoría de los miembros la reserva activa, estemos abrumados por la incertidumbre, la desconfianza y el escepticismo, particularmente, por el doble lenguaje que se maneja en los diálogos, la actitud desafiante y mendaz de los terroristas, las concesiones que les puedan otorgar y particularmente por el desamparo jurídico en que nos encontramos.  

Aun con todos estos inconvenientes, debemos hacerle frente a esta realidad con criterio analítico sin pasiones que nos pueden desorientar. ¿Será que oponiéndonos ante una realidad política, en la cual nosotros no tenemos mayor injerencia por carecer de poder político, podremos cambiar la situación? Consideraría que no. Creo más bien, que debemos mantenernos al margen de la contienda política y dedicarnos a lo que nadie va a ser por nosotros, que es nuestra justa y legítima defensa, de la cual muy pocos están interesados.

De nuestros estudios y mesas de trabajo en la reserva, han surgido muchas posiciones, desde las más radicales hasta las más equilibradas, pero siempre con el mejor interés y preocupación por buscar un trato digno para nuestras Fuerzas Militares y de Policía, que tanto sacrificio  han tenido que aportar, para preservar la seguridad y supervivencia de la nación, unos con mayor dedicación que otros, pero siempre con la mayor voluntad por salvaguardar la legitimidad de nuestra Institución.

La verdad es que en el pasado poco pensamos en las consecuencias de una salida negociada del conflicto, y ahora ante esta realidad, la tenemos que afrontar con apremio para adaptarnos a una eventual negociación con los grupos de irregulares que combatimos durante los últimos sesenta años.

Cuando estuvimos en actividad y los que aún lo están, nunca analizamos en detalle cual podría ser el final del conflicto, sencillamente se avanzaba y avanzaba sin pensar cual sería el final, las ocupaciones del día a día, las responsabilidades de la guerra y los afanes por la victoria, no nos permitieron ver que el asunto tendría un final político, el cual podría traer graves consecuencias para nuestro futuro.

Es lógico entender que en nosotros exista prevención y resentimiento, son muchas las cicatrices producto de esta larga y sangrienta guerra, en la cual nos vimos involucrados en cumplimiento de una misión constitucional. Sobre esto último, no se puede olvidar lo que algunos quieren desconocer, que siempre estuvimos sujetos al poder civil legítimamente constituido, sin faltar a nuestro juramento.

Aun en medio de la injusticia con que se nos trata en algunos sectores del mismo Estado al cual defendemos. La injusta persecución, la incomprensión y la ingratitud de algunos colombianos, no nos deben amilanar; por el contrario, debemos hacerle frente y construir una memoria histórica que permita develar a los verdaderos culpables de la violencia.

No podemos llevarnos a equívocos, por la satisfacción y orgullo que nos producen las encuestas de aceptación y favorabilidad, donde las FFMM resultan ampliamente recompensadas por la gratitud del pueblo colombiano, pero desafortunadamente, esas mayorías no tienen capacidad de decisión ni influencia sobre la orientación pública del país, son los poderes del Estado y los medios de comunicación quienes dirigen nuestro destino, por tanto es allí donde debemos influir.

Por todas estas razones, nuestra atención se debe concentrar, no en oponernos al proceso, sino en procurar mantener la legitimidad e integridad de nuestra institución y  conseguir un tratamiento justo y equitativo para nuestros hombres que se encuentran privados de la libertad, por lo menos igual al que se propone a los alzados en armas en términos jurídicos, así haya sido por excesos en el cumplimiento de su deber, que en todo caso fue en legítima defensa de una agresión sistemática contra el Estado.

Nuestra preocupación no debe ser únicamente por lo que suceda en la mesa, allí existe una agenda previamente pactada que se deberá cumplir. Lo más grave está sucediendo aquí en el país y en la agenda internacional; en los últimos dos años se han desatado los peores agravios que menoscaban la integridad y prestigio de la institución armada y de sus miembros. La persecución judicial cada día se acentúa más, la inteligencia militar que es la base de los éxitos operacionales, es cada vez más difamada y puesta en la picota publica; tal pareciera que existiera una consigna para llevar la mayor cantidad de militares a la cárcel, que hoy superan ampliamente los detenidos por  actos terroristas y otros delitos de los grupos terroristas.

Tenemos que desarrollar una estrategia, con la ayuda de expertos y el apoyo de quienes creen en sus FFMM., con el fin de poner fin al desprestigio sistemático que  contribuye a los intereses de nuestros detractores, como es el caso de los llamados “falsos positivos”, un señalamiento en el que la ficción ha venido superando la realidad, y que de no ponerse en contexto, provocará graves lesiones a la institución y sus miembros. Recordemos que uno de los objetivos de quienes nos consideran sus enemigos es destruir nuestra legitimidad.

Así mismo, y en el supuesto caso de que se superen favorablemente los grandes escollos que aún quedan por discutir, debemos asumir una actitud positiva a la decisión que adopte el pueblo colombiano, cualquiera que esta sea en beneficio del futuro de nuestra nación. Me atrevo a pensar, que dicha decisión estará sujeta a una demostración sincera de arrepentimiento por los crímenes cometidos por parte de los  grupos que actuaron fuera de la ley, a la entrega de las armas y a la desmovilización definitiva como una muestra real de paz y reconciliación; claro está, que esto dependerá de cómo se desarrolle en punto cuarto de la Agenda, DDR (Desarme, Desmovilización y Reinserción).

También será necesario estar dispuestos a reconocer nuestros errores como producto de una guerra desigual y sin legislación adecuada, que se prolongó demasiado en el tiempo; a perdonar si la situación lo requiere (aunque es una decisión personal no colectiva), pero buscando siempre un tratamiento justo y por lo menos equitativo, que asegure a los militares y policías de retaliaciones y venganzas futuras, que pongan en peligro su seguridad jurídica y personal.

Es allí donde debemos concentrar nuestro esfuerzo, no para salvar el honor, como alguna vez se hizo, sino para sobrevivir a la indiferencia, la injusticia y la condena a la cual muchos nos quieren llevar.



lunes, 20 de octubre de 2014

TIMOCHENKO, CON BENDICIÓN PRESIDENCIAL
              
Está claro que Santos permite que el capo se refugie y dirija a la organización terrorista desde territorio vecino, una flagrante violación al derecho internacional y una agresión contra Colombia


Por Rafael Nieto Loaiza

Octubre 12 de 2014

Pudo ser un resbalón, pero pareció más bien una trampa. El ministro Pinzón está fogueado en muchas plazas y no es del tipo que pisa las cascaritas que ponen los periodistas. De manera que las declaraciones que dio sobre la presencia de “Timochenko” en Cuba han de ser resultado de una emboscada, típicas en nuestro periodismo. El resultado, en todo caso, fue una tormenta.

Y con razón, porque la presencia del capo de las Farc en La Habana está lejos de ser explicada con suficiencia, por mucho que el Presidente trate de despachar el asunto sosteniendo que es “normal” y “parte del proceso”.

Empecemos por resaltar que al paso que vamos en Cuba terminarán todo el secretariado y el estado mayor de las Farc. A los treinta miembros del equipo de negociación se sumaron hace unas semanas diez guerrilleros más, entre ellos “Pastor Álape”, dizque para compensar la presencia de los militares que en un acto inoportuno y apresurado llevó el Gobierno a la isla. Con ello se hace sumamente difícil golpear militarmente a la cúpula del grupo terrorista (de hecho, hace meses que no se dan tales golpes). Y se le dan unas ventajas adicionales enormes: además del obvio del descanso y la recuperación de sus mandos, les permite planear y dirigir en conjunto y sin riesgos y desarrollar actividades políticas y de relacionamiento tanto internacional como con organizaciones y personas nacionales afines, sin que el Estado tenga siquiera capacidad de enterarse y bajo la mirada cómplice de Fidel y compañía. En paralelo, los problemas de comunicación que tuvieron como resultado de las infiltraciones e interceptaciones de la Fuerza Pública han quedado superados. Más aun, desarrollan actividades de propaganda sin ningún obstáculo. ¿Cómo tolera el Gobierno que Cuba les permita el desarrollo de canales de TV?

Lo de “Timochenko” es aun más grave. Si es verdad que no se suspendieron órdenes de captura porque el capo no estaba en Colombia, y si es cierto, como dice Santos, que él mismo avaló su presencia, dos veces, en La Habana, ¿entonces dónde estaba el guerrillero? Nadie lo duda: en Venezuela. Por tanto, está claro que Santos permite que el capo se refugie y dirija a la organización terrorista desde territorio vecino (una flagrante violación al derecho internacional y una agresión contra Colombia) y que no solo calla y no reclama al gobierno de Maduro, sino que de la omisión se ha pasado a la acción al avalar el hecho. Y haciéndole aun más difícil la tarea a la Fuerza Pública. Al menos para Santos, lo de diálogo en La Habana y confrontación por fuera es puro bla bla bla. Por mucho que diga que “aquí no se ha bajado la guardia ni un solo milímetro”, producir resultados militares sustantivos es imposible cuando la cúpula se encuentra fuera del alcance de la Fuerza Pública (con su aval, Santos protege a “Timochenko”) y cuando se está repitiendo el sonsonete, aunque no sea cierto, de que la paz “está de un cacho”. Vaya y explíquele a un soldado que debe ser el último muerto de una guerra que, según el Presidente, está a punto de acabarse. Y cuando sabe que el Gobierno quiere que los guerrilleros no paguen por sus crímenes y acaben en el Congreso porque “es mejor tenerlos ahí que echando bala”.

Para rematar, la justificación que da es espantosa: “¿Por qué lo autoricé? Así como mis negociadores tienen que ir al Palacio de Nariño a consultarme (…), la contraparte también tiene que consultar sus decisiones”. Pues no, señor Presidente, las Farc no son el Gobierno y “Timochenko” no es usted, por mucho esfuerzo que hayan hecho en tratar de igualar al grupo terrorista con el Estado colombiano. Además, la excusa es falsa: los guerrilleros salen y entran a su antojo de Cuba y pueden reunirse sin ningún problema con el capo en Venezuela. Es más, lo han hecho.

Finalmente, aunque el Gobierno diga que la autorización se hizo “en el marco de la Ley” ¿cuál fue la norma que usaron? La Ley 1421 de 2010, última prórroga con modificaciones de la Ley 418 de 1997, con base en la cual se han hecho todos los diálogos desde entonces, no autoriza en ninguna parte la decisión presidencial.


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UNA MAQUINARIA DE GUERRA CONTRA COLOMBIA.

Timochenko está yendo a Cuba para discutir con jefes del ELN, como asegura el ex guerrillero León Valencia, lo que quiere decir que está trazando planes conjuntos con ellos para lanzar nuevas ofensivas cuyo objetivo es aterrorizar al país.

Por Eduardo Mackenzie
12 de octubre de 2014

El ministro de Defensa no debía hablar pero lo hizo. Juan Carlos Pinzón se ganó una fuerte reprimenda tras haber revelado que el jefe de las Farc, alias Timochenko, había viajado hace poco a Cuba, desde una “nación vecina”. El ministro agregó que ese individuo “ha estado en Cuba y se ha reunido con los voceros de esa guerrilla en repetidas ocasiones”. Al hacer esa declaración, el ministro estaba cumpliendo su deber de advertir a los colombianos  acerca de lo que está ocurriendo en la llamada “negociación” de La Habana. Sin embargo, la reprimenda fue tan fuerte y rápida que el mismo día tuvo que retroceder. Repuso horas después que la controversia desatada era “innecesaria” y que él no haría más comentarios.

Error. Esa revelación, confirmada por otras fuentes, fue muy necesaria y fue, además,  un acto de lealtad con el país. Por eso los voceros de la antipatria lo increparon con rabia. No es sino ver lo que eructó la agitadora comunista Piedad Córdoba contra el ministro.  Y lo que lanzó contra él Roy Barreras, el congresista y teorizador más firme de la impunidad total para los jefes farianos.
Horas después, los medios informaban que, en efecto, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, estuvo en Cuba y que había ido varias veces allá. Lo más sorprendente es que fuentes oficiales confirmaron que el jefe terrorista había estado en ese lugar con el aval del gobierno de Juan Manuel Santos pero que –eso es lo más curioso–, no se había reunido con los negociadores del Gobierno colombiano.

Eso quiere decir que en la capital de la isla-prisión hay reuniones ultra secretas, patrocinadas por Santos y las Farc, pero a espaldas de los negociadores que se suponen están allí para defender la democracia. Timochenko se entrevistó con agentes cubanos y con diplomáticos de Noruega, Venezuela y Chile, países “garantes”, pero le escurrió el bulto al equipo de Humberto de la Calle. A menos de que se haya reunido con alguien pero excluyendo a algunos miembros de ese mismo equipo. Todo el mundo espera que el general Mora hable al respecto.

Conversaciones secretas entre ELN y FARC suceden en Cuba

Ello derrumba la creencia de los falsos ingenuos que creen que lo de la Habana no es opaco y de quienes salieron a predicar, sin que les conste nada, que es “positivo para el proceso de paz que Timochenko vaya a Cuba para agilizar acuerdos”.

¿Agilizar acuerdos? Ante las informaciones de la prensa es legítimo pensar lo contrario: el jefe de las Farc no está agilizando  acuerdos. Éstos no existen, o si existen, como los dados a la prensa por Santos en 64 folios, son un triunfo en regla de las Farc. ¿Acuerdos?  La palabra es inadecuada. Hablemos más bien de capitulaciones. Timochenko está organizando desde Cuba, pues Bogotá se lo permite, nuevos ataques contra Colombia para mejorar las posibilidades de obtener un triunfo rotundo y definitivo en la mesa de conversaciones de La Habana.

Timochenko está yendo a Cuba para discutir con jefes del ELN, como asegura el ex guerrillero León Valencia, lo que quiere decir que Rodrigo Londoño, ante todo, está trazando planes conjuntos con ellos para lanzar nuevas ofensivas cuyo objetivo es aterrorizar al país y sus fuerzas de defensa para quebrar la voluntad de resistencia de todos contra la perspectiva de un cese al fuego bilateral, es decir de una orden que equivale a paralizar a nivel nacional la actividad de la fuerza pública, y para precipitar una perspectiva a corto plazo de un gobierno “de transición” con jefes de las Farc.

Es de anotar que León Valencia concluyó que los viajes secretos de Timochenko a Cuba son para velar “por la vida de las Farc”. ¿Y quién está velando por la vida del país? ¿Santos y Sergio Jaramillo?

Este episodio de la presencia clandestina de Timochenko en Cuba, mientras en Colombia los activistas farianos agilizan la campaña a favor de que Santos ordene un cese al fuego bilateral,  muestra que esas negociaciones son, en realidad,  una verdadera arma de guerra contra Colombia, una arma despiadada pero disfrazada de negociación de paz. Es una acerada maquinaria de guerra, de guerra militar y propagandística, para abusar del anhelo de paz que mueve a las grandes mayorías colombianas.

Con el pretexto de esas negociaciones, la dirección de las Farc puede enviar sus jefes y cuadros a Cuba y probablemente a otros países, para discutir confortablemente su estrategia y tomar decisiones de todo tipo con sus aliados. Es una ventaja enorme la que han conquistado por esa vía, que deja en desigualdad de condiciones a la sociedad, al Estado y al Ejército colombiano. Este último, al mismo tiempo que es urgido, por Santos, a “acelerar” el combate contra las Farc, ve que ese mismo gobierno le permite al jefe de las Farc ir a Cuba a entrevistarse con quien quiere. Esos mensajes contradictorios, perversos, esquizofrénicos,  no pueden tener sino un resultado: sembrar la confusión en las instancias de dirección de la fuerza pública y desmoralizar a los combatientes y a la sociedad en general.

El país acaba de constatar que los negociadores de Humberto de la Calle son simples auxiliares, no verdaderos plenipotenciarios, que siguen un guión que entre Santos y las Farc han trazado, y que el país no puede contar con ellos para sacar adelante en esas negociaciones interminables y oscuras los intereses de las mayorías. Están para confortar un esquema cuyos perfiles exactos y últimos el país sigue sin conocer.

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domingo, 12 de octubre de 2014

Timochenko se pasea por el Caribe



Farc-tour


Por: Salud Hernández Mora
Fuente: Periódico El Tiempo
2:14 a.m. | 12 de octubre de 2014

¿Sólo dos veces? Habrá ido de paseo a la isla las que le haya dado la gana. Dos, cien o mil, y no nos habremos enterado.

Para moverse entre dos dictaduras no necesitan pedir permiso a Santos ni a nadie salvo a los dictadores. Y los Castro y ese Maduro, que no permiten a los suyos viajar al exterior cuando quieren (no dejó que la opositora María Corina Machado fuera a Estados Unidos a recoger un premio la semana pasada), no tienen el menor inconveniente en que los jefes de las Farc salten de una republiqueta bananera a la otra tantas veces como les provoque.

¿Que fue a hablar de paz? Y de guerra, que es lo que ese capo y sus secuaces saben hacer como pocos. Es más, si no fueran tan hábiles matando, no estaría el Gobierno sentado con ellos.

Pero más que si ‘Timo’ fue a tomar ron y a comprar papel higiénico, aburrido de las restricciones en Caracas, lo llamativo fueron las críticas al ministro Pinzón de quienes se han autoproclamado Guardianes de la Paz, papistas del proceso, por revelar lo de ‘Timo’. Lo mandaron a la hoguera porque para ellos lo que aporta a la reconciliación y a construir un país mejor es mentir, tapar y tergiversar la verdad.

Aquí ya no hay secuestros y si los hay –fuentes oficiales señalan que las Farc llevan ocho este año–, hay que decirlo pasito y publicarlo en minúsculas. ¿Y que a una niña de 13 años le cortaron los dedos a machetazos en agosto y terminó perdiendo una mano por la osadía de querer desmovilizarse? Nada, son hechos aislados, niños que no entienden que esto de Cuba se hace por su bien, por su futuro, y mientras firman o no firman, que aguanten un poquito. ¿Qué es un machetazo, una mano, para la grandeza que nos aguarda?

Siquiera los medios no le dieron bombo a esa barbarie de la niña o los acuciosos Guardianes de la Paz los mandan al paredón de los desprecios, al de los buitres de la guerra, que Santos dice.

Esta vez le dieron el Nobel a Malala, pero verán cómo el año que viene, o el otro, o el otro, o el de más allá, ‘Timo’ puede estar pisando la alfombra noruega.

Lo vergonzoso del episodio de ‘Timo’, al margen de lo anotado, es la actitud servil de Colombia frente a los vecinos bolivarianos. Hemos sustituido las rodilleras para inclinarnos ante Washington por las de Caracas. El Gobierno no tiene la menor dignidad para protestar, como mínimo, ante Maduro por dar refugio a uno de los dos criminales más buscados en Colombia –el segundo es el capo de ‘los Urabeños’–.

Sí, claro, es por la paz y antes era por diferenciarse de Uribe y luego será por el Nobel o porque nos paguen la deuda. Son millones los colombianos que sufren por las medidas que Maduro toma contra ellos, los que no pueden mandar remesas, los que padecen el cierre de las fronteras, los araucanos que cruzan al otro lado para negociar secuestros y ‘vacunas’. Que aguarden, que necesitamos que ‘Timo’ y sus secuaces sigan tranquilos en su refugio. La paz habanera todo lo justifica.

Y no nos quejemos que al final del camino pagarán con creces sus infinitos delitos. ¿Hay algo peor para ellos que los obliguen a desminar lo que minaron, a no matar, no extorsionar, no robar, no secuestrar, no violar, no quemar, no poner bombas, no reclutar niños, no traficar drogas? Ni los 10 mandamientos son tan exigentes. No sigo porque veo llegar a los Guardianes. ¡Qué susto!

NOTA: A las 8 p. m., el lunes, en el Canal 1, el alternativo, recomiendo el documental sobre los niños de El Salado.

Salud Hernández-Mora

miércoles, 6 de agosto de 2014

El proceso para el fin del conflicto armado y las víctimas.

LA ANOMALÍA DE LAS VICTIMAS

Por: MG Ricardo Rubianogroot Román. (28-07-14)



“El Estado no es culpable; en algunos casos puede ser
responsable, por ello repara”[1]

El ciudadano que se declara víctima, prefiere ser reconocido por el Estado y no por las FARC, les asiste esperanzas que el Estado los reparare”[2]

“Los responsables de las víctimas de guerra en Colombia van más allá de los contendientes y llega al Palacio Presidencial  y a los sectores pudientes de la sociedad”[3]


Con estas frases introductorias, se puede claramente deducir los inconvenientes y dificultades y el arduo trabajo que está por darse, especialmente para el Gobierno, para llegar a un acuerdo justo y conveniente en este tema de víctimas de la agenda de conversaciones.

Pero qué es lo que realmente se busca al tratar este tema que está consignado en el punto número cinco (5) de la Agenda de negociaciones? Y que es lo que se va a tratar en el desarrollo del mismo?  Los numerales señalados en ese punto son dos:

1.     Derechos humanos
2.     Verdad.

La realidad es que existe como es lógico en este asunto, una observancia e influencia de organismos internacionales pues este es un contenido relativo a la justicia transicional, que busca precisamente resarcir a las víctimas y que aflore la verdad, justicia y reparación, requisito y exigencia sine qua non, [4]  de estas colectividades, por la jurisprudencia existente en ese mecanismo; más claro aún, de lo se trata es legitimar y validar el proceso; de allí la importancia que el Gobierno lo maneje en forma acertada y no permita ningún tipo de manipulación.

Los preparativos para acometer el punto, siguiendo los lineamientos señalados en el pasado con los temas ya abordados, territorio, participación en política y drogas ilícitas, ha sido precedido por unos foros organizados por la ONU por petición del Gobierno, y  la Universidad Nacional específicamente su Centro de Pensamiento, por postulación de las FARC.

A la fecha, se han cumplido tres (3) foros regionales en Villavicencio, Barrancabermeja y Barranquilla y está previsto un foro Nacional en la Cuidad de Cali.

La participación en los foros regionales ha sido de aproximadamente unas 1.700 personas, para el foro Nacional  se tiene previsto que asistan unas 1.200. Se aprecia que de ese número citado, la participación de víctimas de las FARC, ha sido tan solo de 165, (proyectando incluso el foro de Cali), se puede mencionar dentro de ese último grupo a víctimas presentadas por ACORE[5], Colombia herida, Damas verdes, Confecore[6] y la División Córdova. Se atribuye esa anomalía del bajo número de asistentes a fallas en el sistema de información o bien que existe algún tipo de aprensión por agresiones que ya se han presentado en los foros iniciales o simplemente no hay garantías y confianza en ese proceso. Entre tanto la contraparte ha estado muy activa en foros y en las actividades relativas.

Las víctimas seleccionadas se encontrarán por primera vez con las Farc en la Habana; Los delegados del presidente Juan Manuel Santos y de las Farc han decidido invitar a la Habana a una delegación de víctimas por cada ronda negociadora sobre ese tema, al menos durante cinco ciclos. El primer grupo de víctimas irá a La Habana el 16 de Agosto. La conformación  de  los grupos de víctimas será de 12 personas, en cinco ciclos en total, para un total previsto de 60 personas. Allí podrán exponer sus puntos de vista sobre lo que debe ser y se espera, sobre verdad, justicia y reparación.

Los mecanismos de participación están acordados, pero a pesar de estar establecidos los mismos, no son del todo claros y son manejados por un sector cerrado donde no hay cabida al pluralismo, no hay la claridad esperada; se  registra en gran actividad a Piedad Córdoba y el Senador Iván Cepeda, a pesar  de no tener una función específica en esta actividad están apropiados del tema, y en comunicación permanente con Alejo Vargas uno de los principales organizadores, el sí, con responsabilidades específicas en este asunto.

La selección se dejó en manos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y de la Universidad Nacional, que antes de determinar quiénes serán los escogidos, “consultan” a la Iglesia Católica específicamente a la Conferencia Episcopal manejada por Monseñor Luis Castro[7] que junto con la Organización de víctimas y la Mesa Nacional de víctimas, siguiendo los criterios de: equilibrio, pluralismo y sindéresis[8], y el análisis de cada hecho victimizante [9] y enfoque diferencial, [10] finalmente eligen las personas asistentes a la Habana catalogadas como víctimas.

Al escribir este artículo el proceso descrito se encuentra en plena ejecución. Se han dado manifestaciones de inconformidad de todo tipo, algunos sectores del Gobierno se han manifestado, [11] "Para la Procuraduría General de la Nación es fundamental que se tenga claridad sobre las reglas de juego establecidas en un aspecto de tanta trascendencia, y que se asegure una representación justa al universo de víctimas del conflicto armado colombiano".

De otro lado, y no menos importante, actualmente están debidamente inscritas a nivel Nacional, más de 6,500.000 víctimas (aproximadamente la población de la cuidad de Bogotá urbana), se estima un promedio por cada víctima de cuatro (4) mas, llamadas víctimas secundarias (familiares especialmente); mediante un procedimiento establecido se  declara  un hecho equidistante [12] que determina que se ha cometido un daño que a la vez genera una atención y una asistencia de emergencia; es claro y así debe ser que el Estado va a reparar a las víctimas, reparaciones que están previstas en algunos casos de por vida, gran responsabilidad y mucho dinero del fisco Nacional se deberá considerar; podremos imaginar los colosales recursos que se debe presupuestar en lo sucesivo para atender este tema. Pero y las víctimas de las FARC? Cómo se maneja esa otra cara de la misma moneda? Que se tiene previsto? De eso no se ha hablado y es el momento de precisar.

En todo lo que acontece en este punto, se señala y advierte una situación grave y preocupante, el Estado acepta su responsabilidad y reconoce a las víctimas que están inscritas, al aceptar y dar el reconocimiento a las mismas, bien puede darse la circunstancia  que se va a reclamar por parte de entusiastas abogados y colectivos, la investigación correspondiente para determinar que agente del Estado, que entidad y finalmente que persona es la directamente responsable jurídicamente.

Esa responsabilidad aceptada por el Estado, y cuando en la actualidad se discute arduamente sobre las responsabilidades políticas versus las responsabilidades Institucionales y apalancada aún más por las manifestaciones del señor Presidente de la Republica, [13] el 23 de Julio/14 cuando señaló que todos los involucrados deben reconocer la responsabilidad que han tenido; empresarios, trabajadores, medios de comunicación,……., todos somos culpables” lo mencionado, dará paso a que esa responsabilidad admitida, sea un “auto cabeza de proceso”[14]; podremos imaginar también, el cumulo de investigaciones que se abrirán; los comandantes militares y policiales y las autoridades civiles de cada sector, estarán a la orden del día.

Las manifestaciones de las Farc en este sentido no se hacen esperar [15]“Al hablar de máximos responsables, debemos afirmar claramente, que la cadena de mando no se agota en los Estados Mayores del Ejercito y Policía, sino que va mas allá y toca al Palacio de Nariño”

Esperemos entonces que todo este episodio no resulte en que el Estado es el único responsable por las víctimas de esta guerra interna. Una vez más estamos en manos de los plenipotenciarios y del Gobierno como tal y confiamos que su inteligencia, astucia y sagacidad sea más aguda que la del otro lado de la mesa. La historia los sabrá juzgar por sus aciertos y sus errores.

ENCARGO: El Estado como tal debe constituirse como una víctima.

Cada vez que se atenta y golpea un oleoducto, se da una depredación inclemente, se atenta contra pobladores, la naturaleza representada en seres vivos, objetos, agua, suelo, subsuelo y el aire; el medio ambiente y los ecosistemas se degradan, la flora y la fauna se ve afectada.

Quienes son los victimarios y quienes responden por esos incontables daños?




[1] Apreciaciones del articulista.
[2] Apreciaciones del articulista.
[3] Iván Márquez, Diario “El País, El Tiempo”, sábado 19 de Julio.
[4] «Condición sin la cual no». Se refiere a una acción, condición o ingrediente necesario y esencial de carácter más bien obligatorio para que algo sea posible y funcione correctamente.
[5] Asociación Colombiana de Oficiales en retiro.
[6] Confederación Colombiana de Organizaciones del Personal en Retiro y Pensionados de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional. 
[7] La Conferencia Episcopal de Colombia, es una institución administrativa y de carácter permanente de la iglesia católica, integrada por todos los obispos de las diócesis de Colombia en forma colegiada.
[8] Sinónimos en español de "sindéresis": buen juicio, discreción, prudencia, sentido común, tino. Discreción, capacidad de pensar rectamente. Hoy en desuso, el término fue utilizado por los filósofos escolásticos para defender que el ser humano, en general, está capacitado para reconocer el bien (al que daban un valor absoluto) y distinguirlo del mal.
[9] 1. La vida y la libertad. 2. Integridad física. 3. Violencia sexual. 4. Desplazamiento forzado.
[10] 1. Mujeres víctimas. 2. Víctimas jóvenes. 3.Adultos mayores, en condición de discapacidad,
[11] El Tiempo Sección Política viernes 25 de Julio/14.
[12] Se habla de una actitud que es equilibrada con respecto a cada una de las partes de unconflicto un mediador equidistante
[13] Editorial del programa “la Hora de la verdad” el día 24  de Julio y otros medios noticiosos.
[14] Auto de oficio que provee un juez para iniciar una investigación

[15] Periódico “El Nacional” y correo electrónico de Márquez el 25 de Julio/14, a varios medios noticiosos.

martes, 22 de julio de 2014

EDITORIAL

Editorial

La distorsión de la verdad

En el reciente Informe de la ONG Fundación FOR (Fellowship of Reconciliation), de los EEUU, que bien merece un profundo análisis, resulta clara la intención de sus autores de afectar la Asistencia Militar de los Estados Unidos a Colombia, al demeritar su desempeño en materia de derechos humanos, para lo cual ladinamente, cuestiona la ayuda al pretender relacionarla con supuestas violaciones a los derechos humanos y argumentar que dicha asistencia ha sido negativa para los propósitos para la cual fue creada.

Por otra parte, el documento demuestra el intenso esfuerzo político que han adelantado las Farc, sus aliados y militantes no armados, para atribuir los orígenes y desarrollo de la violencia en Colombia, exclusivamente en cabeza del Estado y sus instituciones armadas.

Lo que sí es absolutamente seguro, es que de no existir una estrategia que contrarreste estas acciones, las Fuerzas Militares y particularmente el Ejército, van a salir muy maltrechas en las negociaciones, particularmente en su legitimidad. Con este objetivo de desprestigio, las Farc han obtenido grandes logros a través de un eficiente aparato propagandístico, apoyado en “estudios e investigaciones” de intelectuales, organizaciones de izquierda y tendenciosas ONG de Derechos Humanos, que han escrito su propia versión de lo acontecido en Colombia en los últimos sesenta años, sustentada en falsedades, calumnias, exageraciones y verdades a medias, que han sido repetidas permanentemente por su aparato político- ideológico. Esta estrategia resulta evidente en el reciente estudio de la Fundación FOR, donde casi todas sus citas y notas bibliográficas pertenecen a los mismos autores, referenciándose unos a otros en sus investigaciones, en un círculo perverso y malintencionado. Como este informe se han publicado decenas en los últimos años, cuya clara intención es torcer la verdad de acuerdo con sus intereses políticos e ideológicos.

El esfuerzo político de las Farc, siempre presente como complemento de la acción armada, manejado a través de organizaciones nacionales e internacionales, que gozan de prestigio y adelantan un trabajo paralelo a las pretensiones de las Farc está encaminado a establecer una “Comisión de la Verdad” que, en forma similar a como ha ocurrido en todos los procesos de paz adelantado con organizaciones terroristas, siempre señalará al Estado y sus fuerzas de seguridad como los responsables ante la historia, mientras que sus acciones terroristas se minimizan y exculpan y presentan como necesarias o altruistas.

Como un modelo estandarizado, producto de todos los procesos de negociación, lo que se asumió como compromiso del Estado, desde los preacuerdos, fue la forma unilateral de hacer la depuración de la FFAA, por lo que resulta cierto, como lo afirma persistentemente el Gobierno, que en la mesa de diálogos de La Habana no se negociarán las FFMM; lo fueron previamente con el argumento de que deben transformarse para enfrentar los nuevos retos del posconflicto.

En forma similar a como ocurriera en otras naciones, las primeras transformaciones, esas que actualmente se planean y adelantan, no deben inquietar extraordinariamente a aquellos a quien se dirigen, deben aparecer naturales y convenientes, y sus promotores en las instituciones armadas se presentarán a la opinión como personas de avanzada; posteriormente vendrán las más significativas y revolucionarias transformaciones, cuando ya se haya perdido la capacidad de reacción. Las reformas y reestructuración parecerán surgir del interior y haber sido adoptadas por las propias fuerzas. Nunca ellas fueron una imposición ni obedecieron a una estrategia oculta; por supuesto, nada de ello se negoció en La Habana.

¿Cuál ha sido la estrategia de los grupos terroristas? Crear todo un escenario respaldado en investigaciones de sus aliados, para mostrar una Fuerzas Armadas causantes de la guerra, violadora de los DDHH y del DIH y, de esta forma, condicionar al Mando, a los organismos de control, al Legislativo a adoptar las medidas necesarias para depurarlas, castigar a los corruptos y violadores de los DDHH. Adicionalmente, buscan demostrar que existe una política sistemática de la institución en la ejecución de delitos de lesa humanidad, con el fin de involucrar a los mandos en los altos niveles y, en últimas, buscar un cambio estructural en las Fuerzas Armadas de Colombia.

A este respecto, el Estado colombiano muy poco o casi nada ha realizado para contrarrestar esta manipulación de la verdad; la iniciativa la han tenido los intelectuales e ideólogos de izquierda, que han contribuido con los grupos armados, como una forma de lucha bien estructurada, a crear su propia versión de los hechos y mostrar una historia distorsionada y envilecida que invierte las cargas, los valores y deforma la realidad.

El Gobierno y las Fuerzas Armadas no han sido lo suficientemente dinámicos y proactivos para contrarrestar este esquema de lucha propuesto por las agrupaciones terroristas, quienes centraron su accionar hacia el aparato militar extremista, olvidando tomar acción sobre otras formas de lucha, que a la larga, resultan más eficaces que la misma derrota militar, como si lo hizo el terrorismo, el que volcó su esfuerzo principal hacia lo político o aquellas otras formas de lucha que promulgaron desde hace más de medio siglo.

La reciente publicación del informe “Basta ya” y el informe de cuatro tomos titulado "Huellas y rostros de la desaparición forzada, 1970-2010”, producido por el Centro Nacional de Memoria Histórica, organismo adscrito a la Presidencia de la Republica, puso en evidencia estas falencias del Estado colombiano. Allí se consigna, una narrativa de mentiras y verdades a medias, presentadas como una investigación seria, aunque carentes de todo rigor científico, las cuales fueron difundidas en todos los estamentos académicos nacionales y del mundo entero, causando gran daño a la legitimidad y el prestigio de las FFMM desfigurando la historia.

Aunque con mucho retraso, más vale tarde que nunca, el Comando General de las FFMM, a través de la Escuela Superior de Guerra creó el Centro de Memoria Histórica de las FFMM, el cual cuenta con un equipo de expertos investigadores que ha venido  trabajando intensamente, en una tarea ardua y compleja por la dificultad de tener que recopilar archivos y documentos que ayuden a esclarecer la verdad, este trabajo viene siendo coordinado con la Comisión Nacional de Memoria Histórica. Se anhela que este compromiso arroje resultados imparciales y sin carga ideológica, para que salga a la luz la verdad que tanto esperamos los colombianos y en particular las Fuerzas Militares.



lunes, 26 de mayo de 2014

EL HERALDO,

Barranquilla domingo 18 de mayo de 2014 - 12:05am 

La trampa de Santos y las Farc 

Por: Abelardo De la Espriella 


Entró en funcionamiento una estrategia perversa que tiene como único propósito proteger los intereses del presidente de la República y de los miembros del secretariado de las Farc. Tanto Santos como Timochenko y sus alegres muchachos requieren con urgencia hacerle creer a la población, hastiada de la violencia irracional de la guerrilla, que soplan vientos de paz y que ese barco del proceso que hoy se tramita en La Habana solo puede llegar a buen puerto si Juan Manuel Santos continúa atornillado al timonel del poder. 

El irrisorio cese al fuego (apenas 8 días) propuesto de manera unilateral por las Farc tiene como objetivo manipular la voluntad popular para incidir de manera directa en el resultado electoral de los próximos días. A Santos no le ha bastado aliarse con Samper, Gaviria, Vargas Lleras, Yair Acuña, Petro y demás especímenes de la pintoresca fauna política, sino que, además, en medio del desespero por una inminente derrota, hace gala de su oportunismo proverbial y echa mano de la paz para utilizarla con fines personales, a través de una alianza política descarada con las Farc. ¡Qué horror!: terroristas pronunciándose a favor del presidente, y este, a su vez, haciéndose el de ‘la vista gorda’ ante las atrocidades de aquellos. Por algo similar fueron a la cárcel un centenar de políticos relacionados con las Autodefensas. 

No es casualidad, ni mucho menos un acto de generosidad, que el cese al fuego propuesto por las Farc empiece a operar justo una semana antes de la primera vuelta presidencial. El tal cese tiene dos propósitos, es una jugada a dos bandas: por una parte, busca desviar la atención sobre un hecho de una monstruosidad indescriptible: las Farc utilizaron a dos “niños bomba” para a atacar a la fuerza pública, y, por otro, favorecer de frente la reelección de Santos, pues ya las Farc le cogieron ‘el bajito’ al presidente y saben que pueden hacer y deshacer con él. 

Si a Santos de verdad le importara Colombia, habría mandado al carajo a las Farc, tan pronto se conoció la noticia de los “niños bomba” de Tumaco. No puede haber indulgencias o perdón para aquellos que cometen crímenes tan abominables; mucho menos en medio de un proceso de paz. Como a Santos solo le importa reelegirse, en ese cometido hará alianzas con el mismísimo Lucifer, de ser necesario. 


Las cosas están así: de seguro habrá segunda vuelta. Si Santos gana la primera vuelta (algo francamente improbable), las Farc mantendrán el cese al fuego hasta la segunda; pero si Santos pierde en la primera vuelta (que es lo más seguro), las Farc arreciarán los ataques a la población civil, la quema de pueblos, los asesinatos y demás crímenes a los que están acostumbrados, con la intención de presionar por cuenta del terror y el miedo a los votantes, para que en segunda vuelta elijan despavoridos a Santos. 

La trampa está clara y no podemos caer en ella. No debemos hacerle el juego a Santos y a las Farc. Lo que viene ocurriendo es una señal inequívoca de que, si Santos llega a reelegirse, las Farc ejercerán el poder a su lado y tendrán la batuta en las decisiones importantes del Estado. Con el candidato-presidente vamos rumbo al castro-chavismo versión santista, que ha de ser peor. 
Ningún proceso de paz justifica que se le entregue en bandeja de plata el país a quienes tanto daño han causado. 


La ñapa I: desde hace 2 años vengo sosteniendo que Santos no se reelige. El tiempo me está dando la razón. La gente votará contra Santos. 

La ñapa II: el Consejo Nacional Electoral es una cloaca. Lo que le hicieron a Marta Lucía Ramírez es un burdo prevaricato. 


La ñapa III: Electricaribe y sus directivos dan asco. 


La ñapa IV: la ruptura entre lo que piensan los grandes medios de comunicación y la gente en las calles es total. Ya es hora de que se sintonicen con el pueblo. 

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