N de la R: Es interesante analizar este largo artículo bien sustentado, para establecer la estrategia de las farc con el partido comunista colombiano para instalarse en el poder, imponiendo la dictadura del proletariado, a través de la política porque con las armas no fueron capaces. Y el mejor mecanismo es, si nos dejamos, implantar la Asamblea Nacional Constituyente que pregonan las farc desde La Habana y el PCC desde sus foros instalados especialmente en la Universidad Nacional. No podemos dejar que esta pretensión se convierta en realidad. Invitamos a leer y analizar este importante artículo para el futuro de Colombia.
Hacia la instauración
del totalitarismo marxista en Colombia
Carlos
Romero Sánchez
Periodismo
Sin Fronteras, 17/09/2013
En Colombia, desde hace años atrás -en
especial en épocas de “acercamientos” con bandas terroristas marxistas y no con
sus partidos- comenzó a tomar fuerza una curiosa leyenda urbana: las FARC están
engañando a los colombianos. Sus más fervientes divulgadores pregonan que las
FARC -lastimosamente dejan de lado al partido que las creo- no dicen al pueblo
colombiano cuáles son sus verdaderos objetivos. Los altavoces de dicha leyenda
pululan en las redes sociales y aparecen en los diversos programas de opinión
hablando acerca de los “diálogos”, “conversaciones” o “negociaciones” de
paz. Con la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente lanzada con fuerza
en los últimos días desde la isla-laogai por la banda narcomarxista ha vuelto a
surgir el tan mentado engaño de las FARC. ¿Es la Asamblea Nacional
Constituyente una propuesta que los comunistas sacaron a última hora del
cubilete y que hasta ahora había sido expuesta a los colombianos?
Desde el inició de la colaboración del gobierno
Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Partido Comunista
Colombiano, FARC-PCC –los llamo así no porque las FARC sean algo diferente del PCC,
sino porque esa banda es parte constitutiva de ese partido marxista, su brazo
armado, y no son dos grupos distintos como lo ha instaurado la izquierda y la
misma cúpula del PCC- reiniciaron con la idea de imponer una Asamblea Nacional
Constituyente.
Cuando fue pactado el “acuerdo general para la
terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” el
26 de agosto de 2012 -con las firmas de representantes del Gobierno de
Colombia; de representantes de una de las filiales del Foro de Sao Paulo
en Colombia, las FARC-PCC; del Gobierno del Noruega y por la dictadura
comunista de los Castro- las partes acordaron los “mecanismos de refrendación
de los acuerdos”. Aunque no quedaron explícitos, pronto los voceros comunistas
lanzarían, de nuevo, cuales iban a ser los mecanismos –ojo, utilizan el plural-
para refrendar los “acuerdos”. No olvidemos, la palabra refrendar es
importante.
Con el comienzo de la colaboración del Gobierno
Santos con el totalitarismo marxista, las FARC-PCC divulgaron en sus diversas
páginas web unos pequeños escritos que titularon “Reflexiones sobre la agenda
de La Habana”. Uno de ellos, el número ocho, publicado el 15 de enero de 2013,
asevera que los aportes que llegan a la “mesa de Conversaciones” proceden de
diversa vías “las cuales deberán ser ampliadas para garantizar la más activa
participación y decisión de la población colombiana, pues insistimos en que es
el soberano quien deberá darle dinámica, construcción y legitimidad al proceso
de paz hasta llegar a un acuerdo sensato, de beneficio nacional, que deberá ser
refrendado por una Asamblea Nacional Constituyente” (1). Al momento, el
presidente Santos objetó que los acuerdos fueran refrendados en una
Constituyente. Su ministro de Interior, Fernando Carrillo, avaló lo dicho por
Santos y afirmó que un “referendo aprobatorio” o una “consulta popular” serían
los mecanismos para refrendar los acuerdos.
Con la negativa presidencial las FARC-PCC
replicaron en la siguiente “reflexión”, la número nueve. Publicada el 18 de enero
de 2013 reiteraron la necesidad de una Constituyente: “Dice Juan Manuel Santos
que por nada del mundo habrá constituyente. Por fin se acordó del sexto punto
de la Agenda, el que quieren desconocer junto con la introducción. Lo pactado
es encontrar entre las partes mecanismos de refrendación, sin olvidar la
soberanía popular. Una constituyente es perfecta para ello. ¿Por qué la niega
el presidente Santos? Y coincidimos, hace parte de la discusión” (2). Y desde
La Habana en una rueda de prensa celebrada a finales de enero de 2013 Luciano
Marín Arango, alias ‘Iván Márquez’, insistió que el “único camino a la paz es
una asamblea constituyente pese a lo que dice el Gobierno”.
En su momento esas menciones a una Asamblea
Constituyente no generaron mucha controversia y pasaron desapercibidas. Pero
¿estos han sido los únicos llamados de las FARC-PCC acerca de una Asamblea
Nacional Constituyente? En Junio de 1989 la Coordinadora Guerrillera Simón
Bolívar, CGSB, la cual era manejada por el PCC-FARC e incluía a diversas bandas
terroristas marxistas, sacaron a la luz pública un comunicado acerca de las
conclusiones que habían llegado en su cuarta “cumbre”. En dicho documento la
CGSB emplazaba a la realización de una Asamblea Nacional Constituyente. El
grupo criminal que ganaría con esa Asamblea sería el M-19.
Desde otras “formas de lucha” se ha venido
gesticulando sobre la presunta necesidad de una nueva Asamblea Nacional
Constituyente. En el año de 1999 Carlos Lozano Guillén, director del órgano de
propaganda del PCC-FARC, Voz, y miembro del comité central de ese partido,
publica el libro ¿Cómo hacer la paz?, reflexiones desde una posición de
izquierda. Ese libro trae aspectos interesantes. Nos recuerda Carlos Lozano que
en 1980 el XIII congreso del PCC concluyó que la solución al “conflicto
interno” es la “salida política” o, lo que otros llaman, la “solución política
al conflicto”. Esas mismas palabras las utilizan con frecuencia los cabecillas
de las FARC. También nos dice Lozano que para los comunistas el diálogo es una
forma lucha para alcanzar la paz o poner fin al “conflicto armado”.
Para ellos, terminar con el conflicto o alcanzar la
paz es “acabar con las causas que lo generaron”, es “la solución de los
problemas que han generado la confrontación”, y sólo así comenzará “la paz
estable y duradera” (3). Eso es nada menos que la explicación marxista de que
hay unas causas objetivas que generan la pobreza y que al no ser solucionadas
la violencia pasa hacer el sucedáneo para reclamar esas soluciones. Dicha
explicación ideológica es el sustento moral con que se han justificados los
crímenes de las diversas bandas terroristas marxistas, para luego ser
presentadas como acciones heroicas. De igual manera, ha sido el sustento con
que nuestros partidos marxistas han disculpado los crímenes de los regímenes
comunistas y de sus máximos dictadores como Stalin, Lenin, Castro, Mao y Pol
Pot entre otros. No obstante, lo que nos dice Lozano Guillén desmonta la
pretendida falta de ideología de las FARC-PCC pues es pertinente recordar,
aunque les disguste a muchos izquierdistas, que ese grupo terrorista es
marxista. No olvidemos: sin el terrorismo es imposible la praxis del marxismo.
Otro aspecto bastante relevante del libro de Lozano
de 1999 es el pedido de una Asamblea Nacional Constituyente. En una de sus
páginas escribe que la “agenda común” acordada en San Vicente del Caguán para
ir hacia una “nueva Colombia” deja “abierta la posibilidad de encontrar el
mejor procedimiento para elevar los acuerdos a normas institucionales mediante
un mecanismo de consenso como la Asamblea Nacional Constituyente”.
Parecería que las FARC-PCC estarían fincadas
solamente en la Asamblea Nacional Constituyente. Dejemos que sean los mismos
comunistas-terroristas quienes nos resuelvan el enigma. En el 2001 y 2006
fueron publicados dos libros. El primero:FARC, el país que proponemos construir
y el segundo: ¿Guerra o paz en Colombia? Cincuenta años de un conflicto sin
soluciones, que es una ampliación del libro de 1999. Veamos el primero:
enmarcado dentro del fallido proceso de colaboración del Gobierno Pastrana con
las FARC-PCC en el Caguán, Carlos Lozano no se presenta como el autor del libro
sino como un analista creyendo que con eso hace una separación entre el PCC y
las FARC; no obstante, con el correr de las páginas, tanto Lozano como las FARC
se van fundiendo en uno solo.
En el capítulo quinto intitulado “la solución
política” –como concluyó el XIII congreso del PCC- dice lo siguiente: “La
Asamblea Nacional Constituyente es el punto de llegada del proceso de paz. A
ésta se someterán los acuerdos de paz logrados y derivados de la discusión de
la ‘Agenda Común’”. Y prosigue: “Aunque es preferible la Constituyente y es la
que se le hace más énfasis en el informe [de la comisión de Notables], se da la
opción del referendo como una alternativa válida si así lo prefieren las
partes”. Interesante, las FARC-PCC no descartan el referendo. Empero, insisten
que “la paz”, como los comunistas la conciben, pasa “por una Constituyente
ampliamente democrática y representativa de la nación, que refrende los
acuerdos firmados en la Mesa de Diálogo y Negociación”. E invitan a “todos los
sectores de la nación a jugársela toda por ella [la Constituyente]”. (Cursiva
mía).
El libro también incluye la “recomendación de la
comisión de notables a la mesa de diálogo y negociación”. Compuesta por Carlos
Lozano Guillén, Vladimiro Naranjo y Alberto Pinzón Sánchez, en el punto cuatro
“recomiendan” que el Gobierno Nacional se comprometa a impulsar una Asamblea
Nacional Constituyente. En el punto cinco “recomiendan” que la “Mesa [de
negociación] estudie la posibilidad de optar por la alternativa de convocar la
Asamblea Constituyente o la de convocar, en su defecto, un referendo popular”.
Y persisten en el punto nueve que “se entienda el acto de convocatoria de la
Asamblea Nacional Constituyente o, si es el caso, el del referendo, como la
culminación del actual proceso de diálogo y negociación”. El PCC-FARC no
desecha el referendo. Tampoco JM Santos: lo prefiere.
Pero sigamos leyendo para que otros menesteres
sirve la Constituyente y/o el referendo pro totalitario: “A la Constituyente se
llegara con un acuerdo de paz, por eso se recomienda que en ese momento las
FARC depongan las armas (no entregarlas no desmovilizarse, eso debe quedar
claro), que es el compromiso de no usarlas”. Al respecto “los notables” en el
punto doce “recomiendan” que “en el entendido de que la convocatoria a la
Asamblea Constituyente, o al referendo si se opta por esta vía, significan
–como se señala en el punto 9 de este documento- la culminación del proceso de
diálogo y negociación, una vez acordada aquella e iniciado el proceso para su
conformación, las FARC-EP depongan las armas”. Además de insistir en la
Constituyente renuevan sus votos por el referendo. Por otra parte, por enésima
vez, las FARC-PCC nos dicen que no se desmovilizarán, ni entregarán armas, sino
que no van a “usarlas”. Eso es lo que ahora han llamado la “dejación de armas”.
Ya volveremos sobre ese punto.
Un antiguo pistolero de las FARC-PCC también alza
su voz a favor de una Constituyente o un referendo. En el libro Qué, cómo y
cuándo negociar con las Farc del 2008, Alfredo Rangel, Yezid Arteta, Carlos
Lozano y Medófilo Medina, cada uno con un escrito, disertan sobre las
“negociaciones de paz”. Yezid Arteta Dávila, alias ‘Joaquín Posada’, ex
cabecilla del frente 29 de las FARC, quien hoy está en España y es un
incondicional del teórico marxista Antonio Gramsci, escribe: una “Asamblea
Nacional Constituyente, como proponen las Farc y otros sectores políticos, no
es una idea descabellada; por el contrario, es el camino para llegar a un pacto
social que requeriría, para su legitimidad, la confirmación de la ciudadanía a
través de una consulta o referéndum”.
El 2 de febrero de 2013 otro amigo de las FARC-PCC
y en su momento del M-19, Álvaro Leyva Durán, escribió para el diario El Tiempo
un especial acerca de las “conversaciones” de paz entre Santos y los
comunistas. Publicado en la página 26, al poco tiempo que alias ‘Jesús
Santrich’ propusiera la Constituyente y Santos se negara, Leyva Durán estima
que una “Asamblea Constituyente es el único vehículo constitucional capaz de
aprehender y conocer de la responsabilidad de Estado”. Esa Constituyente,
prosigue Leyva, “deberá revisar la estructura del Estado (nadie va a tocar el
Estado Social de Derecho) y el ordenamiento territorial”. Y servirá para tocar
“los asuntos acordados en La Habana para que se estudien, se aprueben unos, se
mejoren otros o se rechacen algunos”. Leyva se va por las ramas: al principio,
para que no quede como un mandadero de las FARC-PCC, nos dice primero que la
Constituyente sería pare revisar la estructura del Estado para luego meternos
el embuchado de que una vez convocada la Constituyente se aproveche para para
“estudiar” lo acordado en La Habana.
Lo citado hasta el momento muestra con claridad
como las FARC-PCC proponen, sin ambages, una Asamblea Nacional
Constituyente. Por otro lado, muestra que esa pretensión no es nueva. No hay
tal engaño. Aunque ellos tienen preferencia por la Asamblea, el referendo lo
ven con buenos ojos.
Lamentablemente, en octubre de 2006 el entonces
presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, dio vía libre para una Asamblea
Nacional Constituyente con las FARC-PCC con previa, hágame el favor, “dejación
de armas” (4). Por fortuna, no hubo tal Asamblea.
No dejemos de lado otros aspectos que salieron a
flote con las citas del libro FARC, el país que proponemos construir de 1999:
la “dejación de armas” y la no desmovilización. Eso es totalmente coherente con
las declaraciones que ofreció Jesús Emilio Carvajalino, alias ‘Andrés París’,
al diario caleño El País en junio de 2013. El cabecilla dejó en claro al
enviado especial del matutino vallecaucano en La Habana que las FARC no se
desmovilizaran ni entregarán las armas, sino que las “armas se silencian” (5).
En absoluto contradice el Acuerdo General firmado
por el Gobierno Santos con los terroristas marxistas. En el punto tres
intitulado Fin del conflicto en el inciso dos dice claramente: “dejación de
armas”. No dice entrega de armas. Y qué es la dejación de armas. Nos lo explica
Rodrigo Londoño Echeverry, alias ‘Timoleón Jiménez’ o ‘Timochenko’, en una
entrevista recogida en el recientemente lanzado libro La paz sí es posible de
Carlos Lozano Guillén (6). Prologado por Piedad Córdoba, el cabecilla de las
FARC es entrevistado en septiembre de 2012 por Carlos Lozano. Allí ‘Timochenko’
nos advierte que la dejación de armas “consiste en la abolición del empleo de
la fuerza, de la apelación a cualquier tipo de violencias, para la consecución
de fines económicos o políticos. Es un verdadero adiós a las armas”. Carlos
Lozano le responde a María Jimena Duzán en una entrevista recogida en el mismo
libro: “Yo creo que antes de la desmovilización tiene que haber un acuerdo
producto de un diálogo. La dejación de armas debe ser consecuencia de ese
diálogo. No al revés”. (Cursiva mía)
Sería ingenuo creer que Lozano Guillén plantea la
desmovilización. En absoluto. Así lo deja saber en el mismo libro a Pedro
Nolasco Présiga, corresponsal de Voz en Bélgica: “creer que se puede llegar a
la paz sobre la base de desmovilizaciones de la insurgencia, de una suerte de
paz gratis, de la idea vana que se ha acariciado durante muchos años, de llevar
doblegada y derrotada a la guerrilla a una mesa de diálogo, es sencillamente
anticipar el fracaso, la frustración de un nuevo esfuerzo”. En otra entrevista
publicada en el mismo libro Lozano afirma que si “el Gobierno cree que el
diálogo es para negociar la rendición de la insurgencia, perderá el tiempo”. Y para
que no quede duda, Carlos Lozano subraya que la “‘oferta generosa’ de
desmovilización a cambio de beneficios jurídicos no es funcional para resolver
un conflicto de génesis política, económica y social de más de medio siglo”.
Lo increíble de todo esto es que el presidente
Santos también habla de “dejación de armas”. En su alocución del 4 de
septiembre de 2012 acerca de lo firmado en el “acuerdo de La Habana”, el
colaboracionista Santos nos dice: “El tercer punto es el fin mismo del
conflicto armado. Esto incluye la dejación de armas y la reintegración de las
FARC a la vida civil, junto con todas las medidas del Gobierno para dar
garantías al proceso de terminación” (7). De igual manera lo dice Humberto de
Calle en su alocución desde Hurdal, Noruega, el 18 de octubre de 2012, al
afirmar: “Esa agenda [la de La Habana] es un buen instrumento para la
terminación de la fase 2. Ese día habrá terminado el conflicto armado, habrá
dejación de armas y comienza la fase de cumplimiento simultáneo de las
obligaciones” (8) (Cursivas mías).
Desde los nefastos “diálogos” de paz –la
colaboración- del Gobierno conservador de Belisario Betancur (1982-1986) con
las bandas terroristas marxistas, las FARC-PCC han sido claras en que no se
desmovilizarán pues su pretensión es imponer el socialismo. Así lo aclaró uno
de los cabecillas históricos de las FARC-PCC Luis Alberto Morantes Jaimes,
alias ‘Jacobo Arenas’, en su libro Cese al fuego de 1985, y lo han seguido
reiterando, como hemos leído, hasta el día de hoy: entonces ¿Cuál es el engaño
del PCC-FARC?
La concordancia entre PCC y FARC vuelve a
manifestarse en el pronunciamiento que ha hecho el PCC frente a la Asamblea
Nacional Constituyente. Del 17 al 19 de mayo de 2013 el comité central hizo una
reunión. Uno de los temas que se abordaron fueron los “diálogos” de La Habana.
En su órgano de propaganda del 22 de mayo de 2013 en la página 9 expresaron:
“El Partido Comunista Colombiano se pronunció en favor de la Asamblea Nacional
Constituyente”. Y acentuó que “la tarea fundamental [del PCC] es respaldar el
proceso de La Habana, exigir la apertura de diálogos con el ELN y EPL y exigir
la necesidad de una [Asamblea Nacional] Constituyente para refrendar los
acuerdos”. (Cursiva mía). Y en esa misma edición de Voz los del PCC publicaron
el folleto de su brazo armado intitulado 100 propuestas en La Habana. La última
propuesta, la cien, lleva el título de Asamblea Nacional Constituyente y dice
que “se hace imperiosa la realización de una Asamblea Nacional Constituyente,
como mecanismo de refrendación y diseño definitivo de la nueva política de
desarrollo rural y agrario integral para la democratización y la paz con
justicia social”. (Cursiva mía).
No nos dejemos engañar cuando los marxistas de
cualquier secta hablan de democratización. Para ellos, la democracia es la
dictadura totalitaria de su respectivo partido y la anulación total de
cualquier oposición. A la semana siguiente, el PCC divulga en su órgano de
propaganda, en edición del 29 de mayo de 2013 en la página 11, la declaración
oficial donde respalda los diálogos de la Habana y la refrendación de los
acuerdos mediante una Asamblea Nacional Constituyente.
Para lograr que la Constituyente comience a calar
en ciertos sectores de la sociedad colombiana las FARC-PCC han creado las
“constituyentes regionales”. La declaración del pleno del comité central del
PCC informa que las “constituyentes por la paz” o “regionales” son alentadas
por Marcha Patriótica.
Voz del 18 de abril de 2012 publica las directrices
políticas de ese movimiento de obediencia comunista. En la página dos de la
separata dice que Marcha Patriótica defiende la “solución política del
conflicto social armado” –tal como concluyó el XIII congreso del PCC en 1980- y
manifiesta su “compromiso” de impulsar la “realización de constituyentes
regionales y locales y de una Asamblea Nacional de constituyentes regionales y
locales por la solución política y la paz”. Además de instigar la agitación,
uno de los objetivos de esas “constituyentes regionales” es abogar por la
construcción de la “asamblea nacional de constituyentes regionales por la paz
con justicia social” y por la “solución política”.
Lanzadas el 20 de febrero de 2013, Vozentrevistó,
para la edición de ese mismo día, a Andrés Gil, uno de los responsables de las
“constituyentes regionales” y, a la vez, miembro de Marcha Patriótica. Reiteró
Gil qué las “constituyentes regionales” propugnan la “solución política” y
defienden los “diálogos” de La Habana. En el lanzamiento de las “constituyentes
regionales” estuvieron como invitados de honor Iván Cepeda Castro, Ana Teresa
Bernal, Ángela Robledo, Piedad Córdoba, Carlos Lozano y Lisandro Duque. En el
acto de lanzamiento, el alcalde Bogotá, el ex terrorista marxista Gustavo
Francisco Petro Orrego, alias ‘comandante Aureliano’, -quién no ha sometido a
crítica su pasado- envió un mensaje por intermedio de Ana Teresa Bernal dando
la bienvenida a las “constituyentes”. Publicado en Voz del 27 de febrero de
2013 en la página ocho, dijo: “Las constituyentes son el mejor escenario para
construir un mejor país”. Y agregó que en medio de esta coyuntura, las
“constituyentes se pueden convertir en el mejor escenario de construcción
social del país”.
Volvamos a preguntar: las FARC-PCC nos están
engañando. A mi juicio, no. Como hemos leído, los comunistas nos dicen
abiertamente sus propósitos. Por otro lado, para tener una mejor comprensión
del objetivo último del PCC-FARC debemos tomar en cuenta un dato importantísimo
que desgraciadamente se ha dejado de lado: la ideología. Repitámoslo: las
FARC-PCC son una organización marxista. Desechar este aspecto fundamental se
puede prestar a equívocos y al surgimiento de leyendas urbanas como aquella del
supuesto engaño de los comunistas. Tanto la teoría del “conflicto armado
interno” como la de la “amenaza terrorista” desechan la ideología marxista. El
objetivo de toda organización marxista es la construcción del comunismo, es
decir, de una sociedad carcelaria donde la represión, el terror, el
empobrecimiento económico y social son los retoños habituales de esa ideología.
Llegar a ese objetivo es la meta de las FARC-PCC y del Foro de Sao Paulo sin
importarles si lo hacen con métodos pacíficos o violentos. Desde luego, el
terrorismo marxista es monstruoso pero lo más espeluznante no son los métodos
sino el tipo de sociedad que nos quieren imponer las diversas sectas marxistas,
en este caso, el PCC-FARC.
Esa misma ideología, el marxismo, hace que el
cabecilla Jorge Torres Victoria, alias ‘Pablo Catatumbo’, se presente en la
primera página de Voz del 12 de junio de 2013, en una entrevista que le hizo su
camarada Carlos Lozano, como: “también soy víctima”. El marxismo culpabiliza de
todos los males de la humanidad a una minoritaria “clase explotadora” que ha
obstaculizado la sociedad sin clases y sin odios a una mayoritaria “clase
explotada”. Esa visión esencialista de la historia hace que cualquier acción de
la “clase explotada”, para derribar los obstáculos que impiden la felicidad
absoluta, sean catalogados como acciones de unas víctimas expoliadas a lo largo
de los siglos que están “luchando” por la emancipación de la humanidad. No hay
ninguna culpa: siempre serán víctimas de la “clase explotadora”, es decir del
99% de los colombianos y de quienes no se ajustan a la visión marxista.
Ahora preguntémonos: por qué las FARC-PCC abogan
por una Asamblea Nacional Constituyente. Sobre la preferencia de los comunistas
latinoamericanos –sin importar sin son maoístas o de cualquiera de las
vertientes de esa ideología criminal- por la Constituyente lo explica de manera
acabada el venezolano Alejandro Peña Esclusa en su muy recomendable libro El
foro de Sao Paulo, una amenaza continental. Según el escritor venezolano,
tras el fracaso de la toma del poder por la lucha armada, los marxistas optaron
por “condenar” la violencia y, al mismo tiempo, seguir demoliendo la democracia
desde el interior de las instituciones democráticas valiéndose de las
libertades que ofrece la sociedad abierta. Y uno de los mecanismos expeditos en
el cual no hay violencia física –pero sí la estigmatización y el
terrorismo intelectual- para hacer una nueva constitución al acomodo del Foro
de Sao Paulo y así darle entrada triunfal al comunismo es la Asamblea Nacional
Constituyente. De esa manera lo hizo Hugo Chávez al llegar al poder en
Venezuela y lo han copiado con bastante éxito otros miembros del Foro de Sao
Paulo como Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y lo intentó Manuel Zelaya
en Honduras. Peña Esclusa explica que países como la Argentina de los Kirchner,
el Uruguay de Vásquez o el Brasil de Lula la Constituyente no se ha convocado
porque las circunstancias no lo han permitido. No obstante, cuando ganaron las
elecciones han hecho todo lo posible para que sus partidos mantengan el poder.
Y en Colombia estamos ad portas de la instauración
del totalitarismo marxista gracias al colaboracionismo del presidente Juan
Manuel Santos. Ya sea por medio de una Asamblea Nacional Constituyente o por un
referendo, la vía blanda hacia la dictadura está haciendo camino en nuestro
país. Esa dictadura tiene un nombre: comunismo. Dejemos de lado ciertos
eufemismos que se escuchan por ahí: el castro-madurismo o el castro-chavismo
pues ¿si en Cuba llega al poder alguien de apellido García que siga al pie de
la letra al Foro, entonces estamos ante el garcía-madurismo? Sugiero claramente
que llamemos a ese régimen por su nombre: comunismo.
Con toda seguridad las FARC-PCC se la van a jugar
toda por la Constituyente, pero no caigamos en la trampa de que el referendo es
mucho mejor. Con los totalitarios no hay que pactar, menos con los que aún
beben de las aguas negras de la ideología asesina.
Para terminar, Voz informó en la página 16 de su
edición del 23 de enero de 2013 la entrada de Marcha Patriótica como miembro
del Foro de Sao Paulo. Además, Marcha Patriótica apoya irrestrictamente una
Asamblea Nacional Constituyente (9).