ANÁLISIS
DEL PROCESO DE PAZ POR UN OBSERVADOR INTERNACIONAL
Jacques Thomet
Por Jacques Thomet. Un
Journalisme d’investigation, Paris
18 de agosto 2013
Por haber vivido durante cinco años en Colombia (1999-2004)
como director de la Agencia France-Presse, y por haber seguido informando
acerca de vuestro país a través de mi blog y de mis libros de investigación,
puedo decir que estoy consternado por el deslizamiento gradual de vuestro
pueblo hacia los abismos del horror comunista en provecho de las FARC.
El arquitecto de este descenso a los infiernos, si no hay una
reacción popular que lo impida, no es otro que Juan Manuel Santos.
Este presidente que ustedes eligieron en 2010 ha tirado a la
basura el legado de Álvaro Uribe y su
política de seguridad democrática, para sacar de un sombrero mágico, en agosto
de 2012, el espejismo de un acuerdo de
paz con los terroristas de las FARC.
Su objetivo no tiene nada que ver con la salvación de
Colombia. Su objetivo es que le concedan un día el premio Nobel de la Paz, el
mismo que buscaba el ex presidente Andrés Pastrana cuando le entregó el Caguán
a las FARC como zona desmilitarizada, de siniestra memoria, controlada únicamente
por ellos, entre 1998 y 2002.
Esta no será la paz de los valientes, como la que pactó
Argelia con el general Charles De Gaulle, será la paz de los cementerios, tan
llenos ya por las atrocidades de esa guerrilla criminal.
Si el plan de paz inventado por vuestro presidente llega a
concretarse, nadie dará nada por vuestras libertades, vuestros ingresos, y
sobre todo por el lugar que Colombia
está llamada a reivindicar en el primer mundo por su dinamismo reconocido.
La negociación en curso está a punto de culminar. Si esa
espiral negativa se concreta ello llevará a la destrucción de vuestro país en
favor de un régimen comunista, como el de Cuba, donde viven desde hace un año
los enviados del poder al lado de los terroristas de las FARC.
Pero ustedes no son conscientes de eso. Perdónenme por
decirlo, pero me refiero a vuestra falta de reacción, para no calificarla de
anestesia colectiva.
Juan Manuel Santos y la canciller maría Ángela Holguín ríen a
carcajadas por lo que les enseña Raúl Castro. Mientras el país es bañado en
sangre por los terroristas aliados de Cuba.
¿Cómo podéis admitir que todos los comandantes de las FARC
puedan no sólo ser amnistiados, sino que puedan ser autorizados a aspirar a
mandatos electivos gracias a una nueva Constitución redactada por sus
delegados?
Los más jóvenes de ustedes no tienen la excusa de la
ignorancia pues viven en la era de Google. Basta sólo con escribir
FARC-secuestros, FARC-militares, o FARC-atentados para darse cuenta de la orgía
criminal que ha provocado la muerte de más de 200 000 colombianos desde 1964.
Durante los gobiernos de
Álvaro Uribe (2002-2010), los secuestros cayeron de 3.200 al año a menos de 300, y los
principales jefes de las FARC fueron abatidos u obligados a huir a Venezuela y
a permanecer en refugios garantizados
por el ex presidente Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro.
En Cuba, las supuestas negociaciones de paz entre los jefes
terroristas y los delegados silenciosos del gobierno languidecen desde hace un
año para haceros creer que hay un
intercambio correcto. ¡Pero no hay ningún diálogo!
Pronto se os pedirá que aceptéis como representantes,
senadores, alcaldes y concejales, sin haber sido elegidos, a los ex jefes
guerrilleros ahora protegidos por la negativa presidencial de extraditarlos
a los EE.UU., donde ellos son buscados
como lo eran los hermanos jefes del cartel de Cali, quienes fueron extraditados
por Álvaro Uribe.
En julio pasado, 21 soldados colombianos fueron brutalmente
asesinados por la guerrilla, la cual, hay que recordarlo, deriva su
financiamiento del tráfico de cocaína y de los rescates de secuestrados.
¿Quién de ustedes ignora que
la zona del Catatumbo, cerca de Venezuela, se convirtió en una tierra de
nadie en manos de las FARC, a pesar de que Juan Manuel Santos había dicho,
cuando asumió el cargo, que no abandonaría “ni un milímetro” del territorio a
los terroristas?
Ningún miembro del Gobierno, y mucho menos su presidente, ha
denunciado esos horrores. Mudo, Juan Manuel Santos, uno de los herederos del
diario El Tiempo, nacido con una cucharita de plata en la boca, no ha puesto
fin, obviamente, a las pseudo-discusiones, a pesar de esa matanza y de esa
violación de la soberanía nacional.
Vuestro presidente prefiere enterrar su cabeza en la arena
para no correr el riesgo de poner en peligro su aspiración suprema: el Premio
Nobel de la Paz.
¿Ese trofeo no fue otorgado en 1973 a dos sanguinarios, el
general Vietcong Le Duc Tho y al Secretario de Estado norteamericano Henry
Kissinger? El vietnamita rechazó ese título. Eso se comprende.
Colombia: vuestra astenia me sorprende y me duele. Ustedes no
pueden ignorar lo que sería un futuro régimen totalitario con gente como
Timoleón Jiménez (alias Timochenko), Luciano Marín Arango (alias Iván Márquez)
y otros a la cabeza.
Yo puedo ratificar lo que he escrito en el pasado: ellos
viven tranquilamente en Venezuela, cuando no se presentan ante las cámaras
cómplices de Cuba, el sistema que os espera a menos de que …
¿Van ustedes a admitir que a la cabeza de vuestro país haya
individuos que son dignos de una sola silla: la de los autores de crímenes de
lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional?
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