lunes, 15 de octubre de 2012



Autor: Marta Lucía Ramírez
Fuente: El Tiempo
Fecha: 14/10/2012


El acuerdo con las Farc no puede hacerse al costo de doblegar a las instituciones, ni de quebrantar el Estado de Derecho.
El debate sobre lo que sucederá en Oslo y la campaña mediática por todo el país con conversatorios sobre la paz no pueden dejar que perdamos el norte la opinión nacional ni la internacional.
Todos los colombianos queremos la paz, estamos dispuestos a trabajar por ella y a hacer sacrificios para que las generaciones que nos relevarán puedan vivir en un país pacífico. Pero nuestra disposición no puede confundirse con ingenuidad e indolencia, ni con tolerancia de lo inaceptable.
Queremos y creemos en el trabajo para garantizar una paz verdadera y permanente. No en victorias cortoplacistas, a pesar de aplausos y adulación mediática e internacional. Un acuerdo que doblegue a la nación y mancille el alma colombiana, o que someta a la institucionalidad, generaría nuevos ciclos de violencia e inseguridad.
El acuerdo con las Farc no puede hacerse al costo de doblegar a las instituciones, ni de quebrantar el Estado de Derecho y el anhelo de los colombianos de conocer la verdad, lograr justicia, reparación, respeto por el DIH y garantía de no repetición.
Entendemos que el proceso debe llevar a la negociación de compromisos para el objetivo de la paz entre las Farc y la sociedad. Sabemos que sería una utopía lograr de entrada el desarme y desmovilización de combatientes ilegales, pero consideramos que un nuevo proceso, luego de tantas decepciones por intentos gubernamentales valientes y fallidos del pasado, debe permitir espacios de construcción de confianza para la sociedad colombiana. En el momento en que se sienten en Oslo el Gobierno y las Farc, deberían ofrecer a Colombia una cosecha temprana del proceso, garantizando unos mínimos, que no son de liberalidad, sino de elemental humanidad y compromiso con el Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos.
Los mínimos alcanzables para que nuestros ciudadanos ganen confianza en el proceso deberían ser:
* Inmediata suspensión del reclutamiento de menores para las filas de las Farc.
* Suspender acciones terroristas contra la población civil e infraestructura física que afectan sobre todo zonas rurales pobres. * Compromiso de suspender minado y utilización de armas no convencionales que mutilan y destrozan a los soldados y policías de Colombia, ya que los enfrentamientos militares continuarán mientras se desarrollan las negociaciones, y para lo cual deben contar con fuero militar.
* Compromiso de devolver a todos los secuestrados en su poder.
Estaremos con todos los colombianos atentos a que la negociación no traspase unas líneas rojas infranqueables así:
* El marco constitucional y las instituciones no están en negociación y tendrán el respeto de su integridad y legitimidad, derivadas del orden legal y del Estado de Derecho que nos rige.
* La integridad territorial y la soberanía nacional no están en discusión y no se aceptará ningún compromiso de adoptar otros modelos políticos ni económicos de la región.
* La soberanía del Estado y la legitimidad de su presencia en todo el territorio y en las fronteras colombianas no están en discusión.
* El acceso al poder político por miembros de Farc u otro actor del conflicto cumplirá al menos iguales requisitos que los que actualmente debe cumplir cualquier colombiano para acceder a cargos de elección popular.
* Las obligaciones internacionales de Colombia con el Tratado de Roma y el compromiso de rechazar crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra se preservarán en el proceso.
* Los miembros de la comunidad internacional que participan en el proceso y los que pudieran vincularse posteriormente acordarán con las partes indicadores de seguimiento y verificación internacional del cumplimiento de compromisos.
* Acabar el narcotráfico en el país será propósito de las partes.
A esa paz le apostamos.


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