lunes, 17 de septiembre de 2012

PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA


¿Y LAS VÍCTIMAS QUÉ?

Autor: Francisco Santos
Fuente: El Colombiano, Medellín
Fecha:16/09/2012

No nos engañemos, las víctimas del Eln y de las Farc están solas. Cuando las Farc asumen el discurso de víctimas y dejan de lado el de victimarios con el apoyo no solo del Estado, las inaceptables declaraciones del Fiscal General son apenas una muestra, si no de las organizaciones de derechos humanos que por ahora han guardado un silencio cómplice que confirma la visión ideológica de su tarea, las decenas de miles de secuestrados, mutilados, desplazados y muertos quedan en el aire.

Hoy todos los colombianos, o por lo menos los que creemos que no hay víctimas de primera y de segunda, nos preguntamos dónde están los colectivos, las federaciones, las comisiones y los observadores (watch en inglés) que fueron tan acuciosos en la defensa del derecho de las víctimas, de la verdad y de la reparación en el proceso de los paramilitares y hoy andan mudos.

A José Miguel Vivanco solo se escucha preocupado por la renuncia del magistrado auxiliar Iván Velásquez. Es decir, su doble juego frente a las víctimas queda claro. Perdió la máscara. A los otros no se les escucha para nada, lo que no se sabe si es peor. El Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo , silencio total. Gustavo Gallón y sus amigos de la Comisión Colombia de Juristas, mutis por el foro. Ni qué decir de las federaciones internacionales que eran tan vocales hace apenas un par de años. Lo de Iván Cepeda no es de extrañar, pues su padre fue durante años miembro del Comité Central del Partido Comunista, por décadas brazo político de las Farc. De ahí que no sorprenda tampoco que una de las columnas móviles lleve como homenaje su nombre Manuel Cepeda Vargas.

Después se preguntan por qué existe gran desconfianza con su accionar. No es solo el gran negocio que montaron con las víctimas y de las que se lucraron inmensamente, incluso ilegalmente, como sucedió en Mapiripán, siempre cobrando su tajada de por lo menos 30 por ciento de comisión. Es el doble discurso, la doble moral y la indignidad e indiferencia con que miran a aquellos que fueron victimizados por las organizaciones terroristas de la izquierda.

Lo triste es que fue siempre así. Recuerdo la soledad de la lucha, que aun persiste, de País Libre para defender los derechos de las víctimas del secuestro. “Es una ONG de derechos humanos de los ricos”, escuché muchas veces de respetables integrantes de estas organizaciones que sacan pecho con las víctimas de los paramilitares pero se avergüenzan, o peor aun desprecian, de aquellas que caen bajo las balas o los explosivos de las Farc y el Eln. Es en ese sentido un silencio justificatorio de la lucha armada.

Es un silencio que duele, que desilusiona, pero que no sorprende.

Frente a esta realidad es a la sociedad a la que le toca asumir la responsabilidad de no permitir que esa injusticia se ratifique en la mesa de negociación. Los millones de colombianos que marcharon contra las Farc hace apenas unos años no pueden observar inermes lo que hoy sucede. La presión en la calle, en las plazas, es el único instrumento que hoy por hoy puede llevar a que esta paz, si se logra, no se haga enterrando los recuerdos, los dolores, las angustias de sus víctimas.

Los de siempre, que ya sabemos quiénes son, están montados en su organización de víctimas del Estado.

Ese es su derecho y su prerrogativa que obviamente hace parte de esa guerra jurídica que hoy pierden el Estado, las Fuerzas Armadas y que tiene paralizada la Fuerza Pública.

Los de siempre, y ya sabemos quiénes son, están en su defensa, justa por cierto, de las víctimas del paramilitarismo que tanto dolor y tanta sangre derramaron en nuestro país.

Los de siempre, y ya sabemos quiénes son, hoy le dan la espalda a las otras víctimas, las de las organizaciones ilegales armadas de extrema izquierda que aterrorizaron vastas regiones del país.

Tantos desaparecidos por las Farc, tantos secuestrados, tantos asesinados, tantos mutilados, para solo mencionar víctimas de algunos de los crímenes de guerra, no pueden quedar en el olvido. La paz no es a cualquier precio ni puede quedar coja. Es hora de la acción.

No hay comentarios.: