¿PARA DÓNDE VAN LA FARC?
Por:
Plinio Apuleyo Mendoza
Fuente:
Periódico El Tiempo
Fecha:
23 de Mayo de 2013
Si el Gobierno llegara a aceptar las condiciones que
pretenden, las Farc tendrían abierto el camino del poder a la manera patentada
por Chávez.
Sí, ¿para dónde van? El Gobierno cree saberlo. Y muchos
colombianos, detrás de él, piensan que las Farc, severamente golpeadas, pueden
aceptar el fin del conflicto armado si son eximidas de castigos penales y si
tienen opción de llegar al Congreso con sus ‘Timochenko’ e ‘Iván Márquez’ a la
cabeza.
Se trata, creo yo, de una ilusión engañosa. Las Farc van
mucho más lejos. Desde hace algunos años, y por inspiración de ‘Alfonso Cano’,
se han trazado una exitosa estrategia política que compensa de sobra los golpes
sufridos por ellas en el campo militar. El punto de partida de esta estrategia
fue su llamado Plan Renacer. Descarta la toma del poder por la vía de las armas
para sustituirla por otra, secreta y más eficaz, que es la captura del Estado,
lograda en el continente por movimientos de su mismo perfil ideológico ligados
al socialismo del siglo XXI.
El papel fundamental de esta estrategia no gravita ya para
las Farc en su aparato armado, sino en estructuras políticas clandestinas como
el PC3 y el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia (MB), transformado
ahora en la Marcha Patriótica. No olvidemos que estos sigilosos brazos
políticos les han permitido a las Farc una hábil infiltración en el Poder
Judicial, los sindicatos, las universidades y las comunidades indígenas.
Peligrosa realidad ignorada por la opinión pública y hasta por el propio
gobierno.
Ahora bien, el punto culminante de esta nueva estrategia es
precisamente el actual proceso de paz. En torno a él hay algo inquietante. Las
fuerzas democráticas del país se encuentran divididas en un candente debate que
no les permite ver las secretas cartas de las Farc. De un lado se ubican
quienes consideran moral y legalmente imposible dar indulto y participación
política a los responsables de crímenes de lesa humanidad. Y del otro lado, el
Gobierno y los partidos que lo apoyan, para quienes una justicia transicional
(con extrañísimos subterfugios jurídicos capaces de eximir reales penas) es la
única vía para poner fin al conflicto armado.
¿Se conformarían las Farc con el indulto y curules en el
Congreso? No seamos ingenuos. Alfredo Rangel, en un cuidadoso estudio, muestra
todas las estrategias que están aplicando las Farc en La Habana. Por una parte,
pretenden modificar las estructuras de poder regional a través de un nuevo mapa
productivo, con limitaciones a los TLC y a la explotación minera, y sobre todo
con la creación de zonas de reserva campesina bajo su control. A tales
iniciativas buscan darles soporte con los llamados foros temáticos y asambleas
populares integradas por organizaciones bajo su influencia.
Finalmente, su más peligrosa petición, vista como culminación
del proceso, sería una posible reducción de nuestras Fuerzas Armadas a tiempo
que las Farc dejan en veremos la entrega de sus armas. Lo que buscan, pues, es
en definitiva una fuerza igual a la del Estado.
Si el Gobierno llegara a aceptar tales condiciones, las Farc
tendrían abierto el camino del poder a la manera patentada por Chávez. Con
estos nuevos instrumentos en su mano, que fortalecerían su presencia en todas
las regiones del país, tan solo les bastaría para lograr su máximo objetivo una
coyuntura electoral favorable. Y, cuidado, pueden tenerla el próximo año. Si el
candidato uribista es Pacho Santos (el de mayor opción en las encuestas
internas), la pugna entre él y su primo Juan Manuel dejaría apático a un amplio
sector de la opinión pública, circunstancia muy favorable para un candidato
único de la izquierda. Y por tranquilizadora que fuera la imagen de este
último, detrás suyo estarían todos los amigos de las Farc, además de los Maduro
y los Castro. Sería para ellas un camino abierto hacia el socialismo del siglo
XXI. Bonito fin del conflicto armado, ¿verdad?
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