La paz, ganando la guerra
Por: SAúL HERNáNDEZ BOLíVAR | 6:31 p.m. | 27 de Agosto del 2012
Saúl Hernández Bolívar.
Tomado del periódico de El Tiempo
Ganar la
guerra es debilitar al enemigo tanto como sea necesario hasta lograr que este
resigne sus aspiraciones y se someta
a la legalidad.
Todos los
colombianos queremos la paz, pero ¿cuál paz? La que sueñan los farianos y sus
adláteres es la de una Cuba continental gobernada por
ellos; un 'paraíso' comunista, dictatorial y retrógrado. La que soñamos los
demás es una Colombia en relativa calma,
donde todos tengan oportunidades de progreso bajo el
marco de unas reglas claras que todos debamos cumplir.
Sobre esto, creo que surgen dos preguntas: una, si es válido o no firmar una paz en la que se configura más de lo primero que de lo segundo, y dos, si unos diálogos son el camino obligado a la terminación del conflicto. En ambos casos, la respuesta es un no rotundo. Por eso, las conversaciones secretas de Santos con las Farc tienen mucho de cuestionable.
Sobre esto, creo que surgen dos preguntas: una, si es válido o no firmar una paz en la que se configura más de lo primero que de lo segundo, y dos, si unos diálogos son el camino obligado a la terminación del conflicto. En ambos casos, la respuesta es un no rotundo. Por eso, las conversaciones secretas de Santos con las Farc tienen mucho de cuestionable.
En cuanto a lo primero, no sabemos
qué concesiones graciosas vaya a hacer un gobierno débil, ostentoso y falaz,
que no tuvo reparos en cambiar todo el libreto de su programa de gobierno. En
cuanto a lo segundo, es un sofisma deleznable equiparar la búsqueda y consecución de la paz
con diálogos de paz o negociación
política, puesto que los diálogos no conducen necesariamente a la terminación
del conflicto. Por el contrario, sabemos que las negociaciones con las Farc -desde Belisario hasta Pastrana- han conducido a su fortalecimiento y no a su disolución.
Es cierto que el artículo 22 de la
Constitución Nacional dice que "la paz es un derecho y un deber de
obligatorio cumplimiento", pero en este caso no es el Estado el que
incumple y, por ende, el que estaría obligado a cumplir. El Estado no es un actor del conflicto ni es el que está haciendo la guerra.
Por tanto, creer que el gobernante está obligado a hacer 'lo que sea' para
conseguir la paz es tan absurdo como creer que esta se consigue si se
desmantela el Ejército. Esa es una falacia idéntica a esa de que "si no
hubiera medios no habría terrorismo".
Muy al contrario de
lo que algunos creen, el artículo segundo de la Constitución expresa claramente
que las autoridades no están para hacer concesiones sino "... para proteger a todas las personas (...) en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y
libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado
y de los particulares".
Combatir a los violentos es un mandato constitucional que no puede confundirse con 'guerrerismo', pues en
ningún momento se pretende el exterminio hasta del último guerrilleropara dar por
terminado el conflicto. No, ganar la guerra es
debilitar al enemigo tanto como sea necesario hasta lograr que este resigne sus
aspiraciones y se someta a la legalidad. De hecho, si el gobierno de Uribe hizo acercamientos 'secretos', era precisamente para averiguar si ya
había disposición de abandonar la lucha armada. Sobra decir que esa estrategia
de debilitamiento se estaba haciendo muy bien hasta que el presidente Santos cambió de línea.
Pensar con el deseo no es una actitud
responsable. Sería idílico que los acercamientos en Cuba
conduzcan a un cese del fuego de aquí a diciembre y que las Farc se
desmovilicen -de una vez y para siempre- justo a tiempo para que Santos sea
premiado con la reelección. Pero estamos muy grandecitos como para andar
creyendo en fábulas y dudamos de que haya una sincera voluntad de paz por parte
de las Farc. Presidente Santos: la paz es la victoria, sí, pero como bien dice el general Navas, esta se obtiene ganando la guerra.
Antioquia Presente cumple
Antioquia Presente cumple hoy su
promesa de entregar en este mes de agosto 40 soluciones de vivienda para
familias damnificadas por la tragedia de La Gabriela, ocurrida en Bello
(Antioquia) el 5 de diciembre del 2010. La obra fue financiada con donaciones de
la ciudadanía por 1.465 millones de pesos y un aporte de 977 millones del
Gobierno Nacional. Felicitaciones a la Corporación y a su acuciosa directora,
Margarita Inés Restrepo.