jueves, 28 de mayo de 2009

LA REFLEXION DEL DIA

Este correo que nos alimenta el espiritu en nuestra vocacion militar fue enviado por el Senor Mayor General Victor Alvarez Vargas.
¿Qué es ser militar?

Están dispuestos al sacrificio, al más alto, el más sublime y humano de todos: dar su vida en el cumplimiento de su misión, que es la protección del pueblo colombiano, de ese pueblo en el que nacieron y al que pertenecen.
Cuando tuve el gusto –y el tiempo– de ser profesor de la Escuela Militar de Cadetes ‘José María Córdova’, siempre quise, como civil que soy, saber por qué estos jóvenes habían escogido la carrera militar, habiendo tan buenas opciones en el mundo de las otras profesiones, con menos riesgos, más pausadas, estables, con mayor reconocimiento social (sobre todo en las altas esferas sociales) y con mejores posibilidades económicas. Luego de su paso por la educación pública o privada, llegan a la Escuela cargando falencias de formación que, en la búsqueda permanente de una educación integral, se tratan de superar durante los años de permanencia en elclaustro militar.
Cuando ocurre el retiro de algún alumno, siempre es un momento tenaz ydoloroso para él, pues se siente frustrado. Lo mismo sucede cuando ese joven no logra el cupo de ingreso. La mayoría de los Alféreces no sabía definir ese elemento: ¿por qué anhelaban ser militares?, pese a lo cual son enfáticos en asegurar que ese es su sueño y su deseo: ser oficiales delEjército Nacional.
Estos alumnos viven momentos de inmensa alegría y orgullo cuando reciben suprimer ascenso a Alférez y a Subteniente: su primera estrella, acompañada por unas lágrimas de sus padres que los siguen en su felicidad, aunque me temo que también, con resignación o con angustia, se hacen la misma pregunta: ¿por qué?
Con profunda fe en Dios, su anhelo es llegar a ser generales, o que se lo permitan. Sueñan con alcanzar victorias militares que trasciendan a la historia, que les sean puestas todas las medallas, en especial aquellas que se consiguen en el campo de batalla: “las grises”, las de orden público. Están dispuestos al sacrificio, al más alto, el más sublime y humano de todos: dar su vida en el cumplimiento de su misión, que es la protección del pueblo colombiano, de ese pueblo en el que nacieron y al que pertenecen.Es necesario pensar que para dirigir los destinos del país se debe estar enmarcado dentro de un círculo de principios y valores que guíen a líderes capaces de orientar la estrategia capaz de hacer claudicar la lucha que los terroristas le han declarado a Colombia.
Es digno dirigir el poder de instituciones sagradas que defienden el honory la Gloria de un pueblo que tiene dentro de su historia los más caros preciados sacrificios supremos que se han dado en la Patria y en donde existen y existieron seres humanos que no fueron ausentes en los momentos más críticos del país.
La vocación del militar tiene inspiración, con un llamado de servicio, con virtudes de sacrificio y entrega, con los dones que el Creador sólo les da a aquellas criaturas que él escoge. Por eso, pese a las dificultades –sobretodo la insolidaridad, intolerancia e indolencia, de aquellos que debiendo estar a su lado no lo están– son felices cumpliendo su misión, son felices vistiendo su uniforme, y puedo asegurar que son felices si viven, pero sublimemente felices, si mueren combatiendo, rescatando secuestrados, liberando pueblos del yugo de los grupos narcoterroristas. Por estas razones, el pueblo los pide. Siempre los ha querido, porque para apreciarlos se requiere la inocencia incontaminada de sesgos ideológicos, que florecen como mala hierba en los jardines de los claustros de educación.Luego, su vida gira en torno a su misión, alejados de sus familias, esposa e hijos. A su Club pueden ir si acaso una vez al año. Las noches de Navidado año Nuevo las pasan en vela, cuidando pueblos y vías, para que los colombianos podamos disfrutar en nuestros hogares, con nuestros seres queridos, de estas tradicionales celebraciones. Su labor no tiene horarios, ni horas extras. Esta disciplina y entrega sólo es posible gracias a esa dote humanitaria que los motiva.
Van por la vida erguidos, con la frente en alto, orgullosos de ser militares, luciendo la disciplina que engalana su ejemplo. Esa vocación imperceptiblemente se transformó en honor y este es el marco del cual nunca se apartarán en la vida: el Honor Militar. Y todos sus actos fijados en los principios y valores cristianos, quedan regidos por la búsqueda del bien común, del bienestar de un pueblo, del bienestar de la Patria, fines que cumplidos les dan gloria y grandeza al militar, a su familia y a la Institución y si faltan a ellos, cargarán inexorablemente con el señalamiento de su conciencia y de la misma institución.
“Los ejércitos vienen a ser el más alto, puro y noble servicio nacional. Los Soldados entran a los cuarteles, no por la paga, ni por ningún estímulo pequeño, sino porque quieren servir a su Nación…, con el fin de que los demás vivan en paz, siembren, produzcan, duerman tranquilos, junto a sus hijos y sus generaciones venideras, sientan que la Patria sea un sitio bien amable y bien guardado” expresó el ex presidente Alberto Lleras Camargo. Si en el ejercicio de su misión son calumniados, perseguidos y llevados al escarmiento público de encarcelarlos, mancillando su nombre y su familia, en silencio se aferran en confianza a lo que llamamos el Estado de Derecho, el sistema político que garantiza la democracia y que con sus vidas defienden. No tienen cómo pagar costosos abogados y con lágrimas de dignidad pasan años esperando una justicia que se supone pronta, aplicada por hombres y mujeres que, cuando no desconocen los temas de la guerra, militan ideológicamente en el bando subversivo, lo que en la doctrina izquierdista se denomina: combinación de las diferentes formas de lucha. Saben que son inocentes, pero en el follaje espeso de normas y procedimientos legales hábilmente manipulados por sus enemigos, se busca pisotearles el honor, esa substancia intrínseca del ser militar, que en palabras de Calderón de la Barca “es patrimonio del alma, y el alma es solo de Dios”.
Jorge Eliécer Gaitán, en la madrugada del 9 de abril de 1948, día de su asesinato, realizó la defensa penal del Teniente Cortés, en la que vehementemente expresó: “El honor es uno de los valores morales de la especie, trascendental y más importante que el valor de la vida, porque representa una conciencia colectiva. Es el respeto que por nuestra conducta hemos logrado conquistar… Tan cierto es esto que los deberes del honor son distintos aún dentro de la misma sociedad”.
Quedo satisfecho con la respuesta encontrada a la pregunta que inició este artículo y, ratificando mi absoluto respeto y admiración por el honor militar, me integro a la afirmativa bíblica: “A los que por su perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor e inmortalidad, vida eterna” (Romanos 2. 7).


-- Doctor Fernando Antonio Vargas
- Abogado, experto en DDHH y DIHCordialmente,

1 comentario:

ALBERTO ROJAS J. dijo...

Dr. Fernando Antonio Vargas, no sabe la alegría y la nostalgia que sentí cuando leí su artículo, alegría por que así como Ud. Hay millones de colombianos de bien que reconocen el trabajo de nuestras fuerzas armadas, viven bajo los principios ideológicos de una verdadera democracia, una esperanza de paz y tranquilidad para sacar adelante este país hermoso y querido.
Nostalgia, por los gratos recuerdos que reviven en mi memoria del paso por nuestro claustro, alma Mater de nuestro Ejército y de los miles y miles de recuerdos de lo vivido como Oficial.
Es gratificante saber que contamos con personas como Ud. Para la instrucción y enseñanza de nuestros hijos, futuros Oficiales, tratando de responder la pregunta de por que escogimos la vida militar, pienso que hoy en día después de muchos años me es difícil aún dar una respuesta exacta y veraz, realmente no la encuentro ni la puedo dilucidar clara y precisa, pero lo que si se es que el sentimiento de ser militar nace con cada persona, es un sentimiento que cuando llega el momento aflora del alma y se sobrepone a todas las aspiraciones y deseos que como ser humano tiene y ese sentimiento es el que no le deja pensar, ni siquiera a imaginar el miedo a ofrendar su vida por los principios que el militar tiene.
Ct.(r) Alberto Rojas Jaimes.