lunes, 21 de abril de 2014

A propósito del proceso de negociación en La Haban

Nota de la R.  Aunque tiene más de cuatro meses este documento, sigue siendo vigente y por eso vuelve a circular en las redes. 

Me declaro enemigo de la paz.

*Por: Mario Javier Pacheco García,   Publicado 2:13 p.m, noviembre 12, 2013

Señor Presidente Juan Manuel Santos:

Es más perverso el victimario cuando mayor es la candidez de la víctima, y Colombia está de regocijo con sus arengas pronunciadas el 11 de noviembre desde Santa Marta, cuando tildó de enemigos de la paz a quienes no respaldamos sus acuerdos en Cuba con las FARC

Con Tirofijo se abrazaron ilusionados López Michelsen, Belisario Betancur, César Gaviria, Andrés Pastrana y otros funcionarios, que supieron desilusionarse a tiempo, por la desproporción pedante de las FARC, que nos ofrecía como gracia muy especial la paz, solo si le entregábamos impunidad para sus delitos, grados en el ejército, participación política, dominio en territorios determinados y patente de corso para seguir financiándose con el narcotráfico y el secuestro; entre tanto, en medio de cada tregua y cada diálogo, Tirofijo, de reconocida astucia, fortaleció la capacidad militar de los frentes guerrilleros.

Usted, señor presidente, está obsesionado con el axioma: Acuerdo de paz, igual reelección, y estableció en La Habana una mesa, no de diálogo, sino de cogobierno, para que las FARC nos dejen de matonear, ofreciéndoles entre otras dádivas la posibilidad de ser honorables senadores y honorables representantes, a los honorables Timochenko, Santrich, Iván Márquez y sus camaradas, por circunscripción especial, esto es, sin necesidad de competir con los demás políticos. Tendrán curul propia en el congreso per se, y lo más importante, sin abandonar sus negocios de narcotráfico y secuestro, porque estos temas los dejaron al margen desde el principio, al afirmar que: "-No somos narcotraficantes, ni tenemos secuestrados". Los colombianos no somos ingenuos, señor presidente.

Usted nos extorsiona queriendo obligarnos a aceptar las pretensiones guerrilleras, so pena de sumergirnos otro medio siglo en la violencia.

Usted nos chantajea, endilgándonos la responsabilidad de la continuidad de la guerra. Usted nos pone en la situación del ciudadano inerme, cuando el atracador ordena: - O la bolsa o la vida.

Usted quiere que entreguemos el futuro de Colombia a delincuentes, a cambio de poder seguir tranquilos el camino. Ante sus arengas de Santa Marta, no tengo más remedio que declararme enemigo de la paz fariano/santista, con el siguiente decálogo argumental:

1.- La paz la queremos, como todos los colombianos, pero no la paz que impone el vencedor al vencido, ¿Cuándo perdimos la guerra? No queremos la paz del matoneo, no la paz del niño que entrega su lonchera al brabucón, para que no le pegue. No queremos una paz de derrotados, que esclavice nuestra libertad y nos sujete a los dueños de la violencia.

2.- No queremos paz con impunidad y premios para las FARC, por elemental respeto y solidaridad con madres, padres, hijos, compañeros, esposas y esposos de víctimas de masacres, desapariciones, asesinatos y torturas de policías, soldados, campesinos, niños, niñas, voladuras de oleoductos, de puentes, de torres de energía, de collares bomba, de niños bomba, de ciclas bomba, de secuestros, extorsiones, de violaciones, sino una paz con justicia.

3.- No queremos una paz engañosa con quien nos engaña cada vez que le tendemos la mano para conciliar, ni mucho menos con quien negocia asesinando, porque mientras su cúpula oligarca dialoga a paso de morrocoy y descansa en yate, bajo el sol del Caribe, fumando habano y tomando buen ron, sus milicianos asesinaron el 18 de marzo dos policías, el 31 de mayo asesinaron seis militares, el 25 de agosto asesinaron 3 soldados en la frontera con Venezuela, el 21 de julio asesinaron 17 militares en Arauca, y el 21 de septiembre ordenaron asesinar a sus desmovilizados, entre ellos a alias Karina.

4.- No queremos la paz en medio de unas condiciones que usted defiende de manera simplista: "¿A quién se le puede ocurrir que las FARC entreguen las armas y se sometan antes del referendo y que después lo pierdan?" Su "Nada está acordado hasta que todo esté acordado" y su paz sin tranquilidad, ni seguridad, son un sofisma y un contrasentido, ese no es nuestro sinónimo de paz.

5.- No queremos esta paz, principalmente porque no creemos que el Comité negociador tenga la autoridad necesaria para impartir una orden de desmovilización y cese al fuego, que sea de verdad cumplida por todos los frentes.

6.- No queremos esta paz de mentiras, en la que solo se beneficia la cúpula oligarca de las FARC, y en la que la mayoría de sus milicianos seguirán sembrando de terror la provincia colombiana, y estaremos igual que siempre, perdón, peor, porque las FARC tendrán más poder después de este proceso, gracias a nuestra ingenuidad y estupidez, en aras de su reelección.

7.- No creemos posible esta paz, porque no creemos que los combatientes de las FARC, dejen las filas del monte para pasar a las filas de los desempleados, con una hoja de vida sin posibilidades, cuyo único perfil y experiencia es delinquir. No escamparán la pobreza almacenando frutas en lugar de secuestrados, ni contrabandeando juguetes en lugar de armas, ni sembrando arroz en lugar de minas. No podemos creer en la paz fariano/santista porque los milicianos solo saben sobrevivir robando y matando; su resocialización no es posible, especialmente porque el estado no tiene infraestructura laboral para emplear los desmovilizados, ni para que convivan en comunidad, ni para que respeten unos derechos humanos que desconocen y que han violentado durante toda su vida.

8.- No queremos una paz de papel, ficticia, ilusa, canjeada por curules en el congreso, carros blindados, auxilios económicos, zonas de reserva campesina sin autoridad del estado, virajes constitucionales hacia el desprestigiado socialismo económico y político, que propicie hegemonías de izquierda, peores que las de derecha, por fanáticas, por recalcitrantes, por suprimir derechos humanos y libertades individuales y por empobrecer países. Esta paz ficticia es muy costosa para Colombia.

9.- No queremos impunidad sin justicia, aunque nuestra justicia esté corrompida, y aunque usted, que sabe de tratos con magistrados, ya nos adelantó una frase magistral: "la justicia no puede ser un obstáculo para la paz" Usted supo poner la justicia de su parte; ya le metieron a la cárcel a su más fuerte contendor, Luis Alfredo Ramos, y no por nada nombró como Ministro de Justicia a Alfonso Gómez Méndez, de quien dicen algunos desmovilizados, es ficha de las FARC en el campo judicial.

10.- No queremos un movimiento que como brazo político de las FARC, consiga votos en nuestros pueblos a punta de ametralladora; las tales circunscripciones especiales, serán precisamente en los sitios que los violentos dominan ilegalmente y que ahora dominarán institucionalmente, bajo el amparo de las leyes.

Al contrario de lo que usted piensa sobre su axioma, su popularidad solo subió en las encuestas del Centro Nacional de Consultoría, publicadas en los medios de comunicación que usted subvenciona, RCN y Caracol, y en el de sus amigos, El Tiempo, El Espectador y Semana, pero no en otras encuestas.

Ya Darío Arizmendi se jactó de que el pool de medios gobiernistas influía sobre el 70% de la población, mientras los medios independientes y regionales tan solo cubrían el 30%, de manera que quien lea y escuche cualquiera de los grandes medios noticiosos, y no percibe su parcialización, su venalidad, sus intereses, creerá en el paraíso de la paz fariano/santista y se sentirá culpable de no respaldarla.

No hay que comer entero, señor presidente, entiendo su impaciencia para firmar el acuerdo, que a pesar del país firmará. Me alegra haber escuchado sus arengas de Santa Marta, porque comprendí qué soy uno de los millones de colombianos que usted llama enemigos de la paz.

*Historiador, periodista, incorporando DD.HH e historia local a la educación formal en IE colombianas. http://www.funeducar.net
Ocaña, N de S, Colombia: @mariojpachecog


domingo, 6 de abril de 2014

Cómo debe ser una Comisión de la Verdad





Comisión de la Verdad


MG ® Ricardo Rubianogroot Román
Maestría en Seguridad y Defensa


Al término de la ronda 22 de negociaciones de la Isla, en un comunicado realizado por el Doctor de la Calle, se mencionó que el Gobierno acepta la propuesta de las FARC de crear una Comisión de la verdad, vale la pena mencionar que en la Agenda está considerado ese punto en el punto quinto Víctimas, numeral dos,  lo que indica que no fue una propuesta de las FARC, el tema se había acordado entre las partes en la fase exploratoria y quedo considerado en el “Acuerdo General para la terminación del Conflicto” que son los puntos que actualmente se conversan en la isla.

Analicemos un poco que es una Comisión de la Verdad cuales son sus objetivos y cuales sus alcances.
                 
Dice la teoría, algunos estudiosos y entes como Amnistia Internacional, los organismos denominados Comisión de verdad y reconciliación, o el de Justicia, verdad y Dignidad, que el principal objetivo de esa Comisión es el de establecer mecanismos Nacionales efectivos que permitan la documentación de la verdad sobre los crímenes perpetrados. Los mismos manifiestan que todas las víctimas de diferentes actos como el genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, tortura, ejecución extrajudicial y desaparición forzada, tienen derecho a la verdad.

Que esas víctimas directas tienen el derecho de conocer toda la verdad sobre los crímenes que han sido objeto,  las razones que los motivaron y que se reconozca públicamente su sufrimiento, agregan además que la verdad es necesaria para desmentir toda acusación falsa que haya podido formularse contra ellas durante la comisión del delito y que los familiares, especialmente de víctimas de homicidio o de personas desaparecidas, averigüen qué les ocurrió a sus seres queridos y conozcan su paradero.

Se establece que la sociedad afectada debe conocer las circunstancias y las razones que llevaron a que se perpetraran las violaciones, de modo que ello garantice que no se repetirán, y para que se reconozca y preserve la experiencia colectiva de los crímenes sufridos.

Bajo esos enunciados, se contribuye con la administración de justicia, para esclarecer los crímenes y violaciones a los derechos humanos cometidos tanto por las organizaciones terroristas como por los agentes del Estado.
Lo planteado nos indica el por qué en más de 30 países se han creado comisiones de la verdad, que se catalogan como: “organismos de investigación oficiales, temporales, no judiciales, encargados de indagar sobre una constante de abusos contra los derechos humanos, incluidos los crímenes contra el derecho internacional, y de determinar la verdad.”  Es bueno aclarar y que se entienda, que esta Comisión no sustituye al Poder Judicial ni al Ministerio Público, pues no cuenta con funciones jurisdiccionales,  el trabajo de la Comisión concluye con un informe en el que se recogen los resultados de la investigación y se formulan recomendaciones.

Queda claro entonces, la importancia de esta “Comisión de la Verdad”, pero lo que debe quedar más claro aún es quienes integraran esa Comisión y cuál será el mecanismo de funcionamiento.
Los integrantes de esta Comisión debe ser conformada en forma heterogénea, donde la diversidad de sus integrantes garantice el resultado de la pesquisas, debe ser un organismo que trabaje “en forma cerrada” no puede ser público ni con acceso a medios,  nadie diferente a los miembros de esa Comisión debe conocer de antemano lo que allí se trate, deben hacerse acuerdos estrictos de confidencialidad,  quienes trabajen y tengan esa responsabilidad, deben corroborar las versiones de quienes las entregan con antecedentes y hechos que les permita ratificar las mismas y concluidas las averiguaciones le informe al Gobierno Nacional los resultados y es el quien define si se hacen públicas o no.

Por qué se hace esa reflexión y advertencia? Por lo misma razón que el Gobierno no ha permitido que las negociaciones de la Habana se conviertan en espacios de micrófonos que permita toda clase de tergiversaciones, argucias y conclusiones individuales muy posiblemente erradas, convirtiendo a la Comisión en una “Tragicomedia” y que los medios noticiosos hagan toda un espectáculo y la Comisión tome el camino de una telenovela.

Si el Gobierno dispone que se incursione en esta actividad, se Insiste que la conformación de dicha Comisión es vital, sus integrantes deben tener diferentes tendencias ideológicas, personas maduras serias, sin ningún tipo de sesgo, equilibradas, no se quiere que su resultado emule lo que fue el informe del Centro de Memoria Histórica, sus integrantes deben tener el apoyo y cooperación sin límite de todos los entes investigadores del Estado.

Los asignados se van a enfrentar a la recepción de versiones de la historia reciente del País relativas a la guerra interna que vivimos, en las que encontraran en algunos casos una frialdad e insensibilidad de personas con patologías y equilibrios mentales fuera de lo común, los ejemplos son muchos de unos escenarios dantescos en que se han cometido atropellos, abusos y excesos, cada versión insisto, debe ser completamente probada y demostrada.

Por ello es que el trabajo de esa Comisión debe ser de absoluta reserva y con integrantes de especiales condiciones. Es una empresa de mucha responsabilidad y sensibilidad, mal manejada puede ser un escenario de discordia y lejos de unir puede ampliar las brechas y discrepancias, lo que no conviene para esa paz y estabilidad que se pretende.